Es común ver que los cementerios se encuentren dentro del límite urbano. Son además para las personas, un lugar especial. Se va al cementerio a visitar a los seres queridos, como algo habitual o en fechas conmemorativas. Aunque al día de hoy la costumbre ha variado y las visitas son cada vez más esporádicas. Incluso algo que parecía una secuencia lógica tras el avenimiento de la muerte, tampoco permanece incólume al comportamiento de los individuos en esta época de las cosas rápidas: el viaje seguro dentro de un ataúd rumbo al cementerio. La razón de ello es el creciente aumento en la cremación. Hasta no hace mucho, la cremación era percibida como algo negativo, muy relacionada con el infierno. Entre las explicaciones que dan cuenta de este cambio en la tendencia, están los costos de la sepultura. En Curacavi, a diferencia de otros cementerios públicos, solo se cuenta con 2 modalidades de sepultura: de corto plazo a 5 años, renovable y de largo plazo a 20 años renovable. No hay opción para nichos perpetuos. Es decir, la oferta de servicios de sepultura en Curacavi quedan reducidos a estas 2 modalidades, lo que podría ser entendido como una manera sofisticada de marketing inverso: No se muera ahora, sino que después, al menos, hasta que la Encargada del Cementerio tenga un dominio mediano sobre la Tasa de Ocupabilidad; esto es, qué tan ocupado se encuentran los nichos disponibles.
El Cerro Las Brujas
El cementerio Municipal de Curacaví tiene dentro de sus límites al Cerro Las Brujas. Don Vicente Curaqueo, profesor normalista, referente de los pueblos originarios en la comuna y orgulloso descendiente de la etnia mapuche ha tratado de recopilar datos provenientes de la tradición oral, relacionados con esta colina que se encuentra dentro del cementerio. “El conquistador lo llama Cerro Las Brujas”, advierte Curaqueo, “debido a la imagen que ellos tenían de todos los actos culturales de los pueblos originarios. Asuntos de simple convivencia, de medicina ancestral o de ruego eran tratados como brujería, actitudes paganas o de bárbaros”. De esta manera, continua Curaqueo, “el conquistador denomina a esa colina como cerro Las Brujas con la intención expresa de desprestigiarlo”. Además, apunta el profesor normalista, “para el indígena, toda topografía elevada es sagrada. Los machis o curanderos lo utilizaron para solicitar la intervención elevada. Antes de la intromisión del conquistador, ejercían las labores de machi solamente hombres dotados de una duplicidad sexual, un atributo que caracterizaba a las deidades del pueblo mapuche».
Para el caso de Curacavi, existe una necesidad de realizar un estudio, que determine el valor patrimonial de la probable zona de ceremonia de pueblos originarios; fortaleciendo el compromiso de la municipalidad para con la conservación del patrimonio arquitectónico y arqueológico. Según lo que diagnostique este estudio, se podrán delimitar espacios, diseños y formas de optimización del cementerio.
El estudio debe basarse en determinar la historia relacionada con el Cerro las Brujas. Existen diversas fuentes que dan un valor base que debe definirse y resguardar cualquier intento que pueda devastar esta área y la proyecten como patrimonio inmaterial.
El Muro de la Memoria Civica
En este sentido, el Programa de Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet destaca la creación de un Fondo del Patrimonio Cultural Material e Inmaterial, con el objeto de financiar programas, iniciativas y proyectos de investigación, identificación, registros, puesta en valor, restauración, conservación, divulgación, y otras medidas de salvaguardia, y educación en todos los ámbitos del patrimonio cultural, material e inmaterial. También se destaca la intención de crear un programa de Gestión Local del Patrimonio, que ponga a disposición recursos económicos y profesionales competentes a comunidades de nuestro país, poseedoras de expresiones del patrimonio cultural inmaterial y/o que se encuentran emplazadas en entornos geográficos y arquitectónicos de relevancia patrimonial. Una propuesta de espacio público en completa sintonía con el patrimonio inmaterial es, por ejemplo, la construcción de un Muro de la Memoría Cívica donde todo difunto que haya sido incinerado y así lo desee, pueda colocar una placa con sus datos, a perpetuidad.
El paso lógico o natural que deben hacer las autoridades comunales es “cobrar la palabra” y ponerse en contacto con las personas del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (futuro Ministerio de Cultura) que en la actualidad trabajan como política pública, lo relacionado con el patrimonio inmaterial. Si bien es cierto, el Municipio de Curacavi ha tenido una disposición dispar a la hora de entregar información relevante que permita sondear los recursos públicos necesarios, es esta una situación que la Comisión de Vivienda del Concejo de la I. Municipalidad de Curacavi, puede cambiar. Al menos es esa la intuición a la han llegados quienes participan de esta iniciativa. Por ejemplo, la Comisión de Vivienda podrá exigir con mayor eficacia al Municipio una respuesta apropiada sobre el destino que pretende dar al 14% del área del cementerio, que no tiene proyectados nichos ni patios de uso funerario.
Esta área sin proyección de uso, que es donde se encuentra el Cerro Las Brujas, se le debe considerar parte de la optimización del cementerio y espacio público cultural, aprovechando su altura y vista a Curacavi, como recorrido de los visitantes al cementerio. Todo ello podría ser parte de la realidad comunal si tuviésemos como propósito hacer las cosas con proyección, de manera transversal, apegadas al profesionalismo.
Que hay de cierto del nuevo cementerio
Donde se econtrara?
Gracias