
CONSUMISMO Y SALUD MENTAL
¿Qué pensamientos se nos vienen a la mente al observar un potente vehículo SUV (Sport-Utility-Vehicle), con sus ruedas de 6 pernos y su inmensa carrocería?
A muchos, lamentablemente, les surgirá el afán de imitación, acompañado, tal vez, de un sentimiento de envidia.
El Diario Financiero del 12 de noviembre de 2014 reproduce un artículo del columnista del Financial Times, Martin Wolf, donde éste se lamenta de que la derrota parlamentaria del presidente Obama y su partido repercutirá negativamente en el medioambiente del planeta, como consecuencia de la incredulidad o desconfianza que los republicanos sienten por informes tales como el del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, en el cual participaron científicos de todo el mundo.
Dice Martin Wolf: “a uno se le pide que imagine que miles de científicos crearon un invento complejo para promover sus carreras no particularmente lucrativas…”.
“Esta hipótesis no tiene sentido. El calentamiento del sistema climático es inequívoco. Las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero están en niveles no vistos en al menos 800 mil años”.
Por este motivo, mi reacción al observar un gran SUV estacionado en un supermercado de Curacaví no fue de envidia; por el contrario: fue de sorpresa y de indignación. Tengo un bisnieto que hace poco cumplió un año, y me preocupa la calidad del medioambiente del que él “disfrutará” cuando sea mayor.
Sin duda, contrariamente a lo sucedido con muchas especies que ya se han extinguido, él y el resto de la humanidad sobrevivirá, pese a que ahora, además de la huella del carbono, nos está preocupando la huella del agua. Probablemente, mi bisnieto estará vivo en la segunda mitad de este siglo, pero es legítimo que me inquieten las condiciones de esa sobrevida. Y esta inquietud debieran compartirla los bisabuelos de hoy día, como sin duda –y en mayor medida- lo harán quienes sean bisabuelos para ese entonces.
En todo caso, las emisiones generadas por aquellos suntuosos vehículos no son las únicas responsables del calentamiento planetario. Entre otras evidencias, glaciares han desaparecido irrecuperablemente también a causa de las emanaciones propias de la actividad industrial motivada por el consumo, sea éste prescindible o imprescindible. Recientemente, a raíz de la inauguración de un “mall” en Copiapó, una estampida de personas irrumpió en los locales, ansiosa por conseguir una “giftcard” que les permitiera adquirir gratis cualquier cosa.
Ese comportamiento, -a mi juicio vergonzoso- expresado en una carrera que no perdonó a niños ni a ancianos, es una muestra más del destemplado interés por poseer, ya no importa qué. Y esto bien lo sabían los comerciantes instalados en ese “mall”: su legítima ambición y el ansia por el consumo de los copiapinos constituyen una pareja muy bien avenida.
Gran relación con todo esto tiene una iniciativa emprendida generosamente por una asistente social y un psiquiatra con el objeto de atender los problemas de salud mental de Curacaví. Estos profesionales consideran que el individualismo de la sociedad de consumo y la creencia de que el lujo y el derroche nos hacen mejores ante los demás han llevado a nuestra sociedad al egoísmo, a la pérdida de solidaridad y de caridad por los demás.
Este individualismo implica el desinterés por las vivencias que no sean las propias, y es mi opinión que este aislamiento de las personas unido a la percepción de sus carencias de bienes que otros sí poseen constituyen un factor que atenta contra su salud mental. Surge un deterioro de las relaciones familiares, que en algunos casos puede alcanzar la agresión física; aparece el alcoholismo, la afición por las drogas, la ludopatía, todas expresiones que intensifican el aislamiento del afectado.
Los profesionales que, como actividad no remunerada en dinero, buscan la mejoría de la salud mental de Curacaví lo harán formando “Agentes de Salud”, vale decir, personas de la misma comunidad que se sientan motivados a ayudar al prójimo porque ellos mismos se ven o se han infructuosamente visto en la necesidad de ayuda.
Quienes nos hemos conmovido ante esta generosa iniciativa le deseamos a Pablo y Carolina el mayor de los éxitos.




