¿Cogobierno del profesorado?

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Llama la atención que tanto en los debates políticos como en las entrevistas que se han efectuado en torno a la huelga del profesorado se haya hecho tan escasa referencia al desconocimiento que ha hecho ese gremio de la función parlamentaria. Al oponerse al ingreso del proyecto de ley de formación docente al congreso, el gremio le está negando una competencia que los chilenos le hemos asignado a ese poder del estado.

¿Cómo hubiéramos reaccionado los chilenos si la banca se hubiera paralizado ante un proyecto de ley del  Ministerio de Hacienda que los afecte directamente, hasta que ese proyecto fuera modificado según sus intereses?.

Mi hija mayor es profesora y conozco perfectamente el agobio que le plantean sus horas no lectivas y lo menguado de su remuneración. Esta constatación no solo es individual: la medrada situación del profesorado es suficientemente conocida y no hay chileno que se oponga su mejoramiento.

Pero lo objetable es la actitud de aquellos que promueven maliciosamente la huelga, eludiendo el meollo de la controversia, cual es el tema de la evaluación, centrándolo, en cambio, en lo bajo de las remuneraciones. Un ejemplo de esto puede apreciarse en la edición 173 del prestigioso semanario de esta comuna, el Cuarto Poder, donde se hace una ociosa comparación –por todos conocida- entre las remuneraciones de los profesores y las de las figuras de la televisión. Le agradecemos al articulista que haya omitido la comparación con los jugadores de nuestra selección de futbol.

Se percibe una dolorosa radicalización en un gremio en que debiera predominar la serenidad y, sobre todo, la voluntad de reconocerse como modelo de sus educandos.

Esa falta de serenidad tuvo como víctimas, entre otras, a panelistas del programa televisivo Tolerancia Cero, quienes se lamentaron en su programa del 21de junio de haber sido objeto de ofensas por parte de algunos profesores que así reaccionaron ante sus opiniones de periodistas.

Tampoco fue acogida serenamente la investigación del diputado Giorgio Jackson destinada a determinar los nuevos niveles de remuneración que arrojaba el proyecto de ley, cuyo resultado, pese a reflejar valores positivos para el profesorado, no fue reconocida como útil y el parlamentario recibió las ya habituales descalificaciones de parte de un grupo de profesores.

La opinión pública informada se ha percatado de las luchas intestinas por el control del gremio y de cómo ellas inciden en las opciones que son adoptadas, ahora asumidas por una asamblea poco conocedora de detalles importantes del proyecto y dirigida emocionalmente por líderes radicalizados,  disidentes de la actual mesa directiva.

Un profesor, a quien conozco hace varios años y al que le reconozco un acabado conocimiento de las reformas que ha elaborado el Ministerio de Educación, me expresó hace poco su sorpresa por la ignorancia sobre el proyecto que manifiestan muchos de sus colegas. Este juicio es compartido por Ernesto Treviño, doctorado en educación de la Universidad de Harvard,  quien sostuvo en una entrevista del “Primer Café” de la radio Cooperativa el viernes 26 de junio que “existe una campaña de desinformación y que poca gente se ha leído el proyecto”, añadiendo que los únicos colegios municipales que sobrevivirán serán los de las localidades rurales, puesto que los establecimientos de las comunas urbanas perderán masivamente a sus alumnos, que próximamente se dirigirán a los colegios particulares subvencionados gratuitos.

Era esperable que la conducción asambleísta del gremio desconociera el llamado de la UNICEF (el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), cuyo representante para Chile, Hai Kyung Jun, expresara que “nos preocupa que el derecho de los niños, niñas y adolescentes a aprender se está viendo claramente afectado”. No sorprende que el irrespeto a la democracia, -que no otra cosa es el desconocimiento de la función parlamentaria-, lleve a algunos a omitirse ante una obligación que da cumplimiento al derecho humano de la educación.

 

Ni la banca, ni el profesorado, ni gremio alguno puede convertirse en co-gobernador, para que podamos sentir que vivimos en una pasable democracia.

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