La Municipalidad Curacaví y la actividad nocturna, provocan un comentario obligado en la localidad de Mauco-Carén. Para todos nosotros, todas las semanas son iguales, según el calendario. Lo distinto es lo que sucede entre medio. En Mauco-Carén sin embargo existe un ciclo del tiempo que vuelve una semana, idéntica a la otra. No siempre es así y el patrón del comportamiento es no lineal: A veces la secuencia de los días reunidos en una semana, son idénticos; a veces no. Para manejarse con esto y tener un esquema posible en la planificación, el mandamás de Mauco-Carén, Jean Paul Barrows encargó a su experto en ingeniería comercial Charles Wacquez, un protocolo de previsibilidad, el cual se entregó a tiempo, pero provocó un desastre al implementarse.
El “entuerto” pasó sin advertencia para la población de Mauco-Caren gracias a la intervención de “capataz jurídico” del Ayuntamiento, don Kristhian Andra des Glenzen, quien regularizó el tiempo desde el punto de vista del marco legal y para ello, tuvo que viajar a Curacaví. Allí observó algunos sucesos curiosos, perpetrados al interior del círculo de hierro de la primera autoridad municipal. Se preocupó de pasar piola y husmear desde el patio trasero. Para ello se disfrazó de “residuo sólido”, con características amorfas, que dejan de serlo según la ocasión.
Jean Paul Barrows por su parte no tolera el comportamiento impropio, a menos que lo haya autorizado el mismo. Así es como casi todo en la vida cotidiana de Mauco-Carén tenía su explicación y ya era parte de lo normal, aquello que simplemente se acepta sin comentarios espontáneos de sorpresa. Por ejemplo, ya que no le fue posible hacer que las vacas dejaran de hacer caca, algo que siempre le molestó, organizó todo un mercado laboral con cuadrillas para recoger la mierda, llevarla a un acopio y producir energía limpia. Ese fue el gran éxito de su gestión o período. Jean Paul Barrows era un tipo de pocas luces pero «cada motón de años, le achuntaba» a algo, que luego de ser corregido en varias oportunidades por las diferentes organizaciones y grupos de acción civil, funcionaba. Fue el caso de la “agricultura de precisión”: “Somos una comuna oculta, autosuficiente.”, dijo en su discurso más largo, elocuente y preciso, compuesto de aquella única frase.
Andra des Glenzen estuvo poco más de 2 semanas espiando el funcionamiento de la I. Municipalidad de Curacaví y tras restar mucha información inconducente, relacionada con la incomodidad y hastío laboral de los funcionarios para con el curso a la deriva del gobierno comunal, se fijó en algo, curioso pero sistemático: Las horas extras de un puñado concertado de delfines mayores concerniente al círculo de hierro del alcalde, consumían parte importante del erario comunal y no reportaban eficiencia alguna; pero cumplían su rol. Servía de cohesión interna y de paso, naturalizaba una aberración.
En Mauco-Carén las horas extras son la base del trabajo. Se empieza por allí y el horario acordado, la cúspide de la remuneración. Tiene que ver con las cosas invertidas, pero también, con una ética del trabajo. Así por el ejemplo, el trabajo bien hecho es lo común y “la cuestión al lote propia de los empelotados”, una cosa de expertos, demasiado inteligentes. El círculo de hierro de Jean Paul Barrows, funcionaba de maravillas porque, nadie sabía que eran parte de este círculo de hierro y Jean Paul Barrows mantenía un alto índice de aprobación gracias a un comportamiento aparente, muy apegado a lo real. Así por ejemplo, Jean Paul Barrows vinculaba a su desempeño una simpatía simulada, muy real en la percepción de los maucocareninos. Ya nadie se acordaba de su berrinche histriónico, captado incluso por los satélites astronómicos de la NASA, al visitar de niño la lechería “La Hacienda” en Curacaví cuando Guillermo Barros y Willy Barrows se dieron un abrazo fome e intrascendente que solo dejó las cosas como estaban. No se bajó de la carreta consistorial impresionado por los chillidos de otro niño, casi de la misma edad de él, que odiaba mancharse sus zapatitos bien lustrados con la caca de las vacas. Pero en fin, un hecho traumático en Curacaví, como andar con los zapatos cagados, se volvió una innovación laboral y tecnológica en Mauco-Carén.
Andra des Glenzen informó a Richard Garrote y Charles Wacques sobre el ruido que en Curacaví provocan las horas extras de 3 funcionarios municipales, unos verdaderos guardaespaldas del alcalde. Charles Wacquez guarda un parentesco sanguíneo con Mauricio Wacquez, que el mismo se encarga de recordar, el escritor chileno a la sombra de todos, ligado de alguna manera a José Donoso. Charles gustaba de parafrasear a su pariente y declararse como un “apátrida, y que considera como único país de origen a Mauco-Carén, o más precisamente el campo de “Lepe Hundido” donde pasó su infancia. Todos estos tipos pendían de una relación de intereses frágil respecto de Jean Paul Barrows, quien jugaba a las preferencias también con Mark Anthony Güßmann y Mister M. Mhor-Aga, un descendiente de Gengis Khan algo diestro en las contabilidades truchas. Todos ellos, tenían sus inclinaciones, además de las políticas, como por ejemplo, un vaivén extraño, pero predecible. Jean Paul se divertía con la dinámica de los egos, desplegada por los involucrados a la hora de congraciarse con él. Sin embargo, trataba de no abusar de aquello, porque si bien la vida se desarrolla a través de una red incesante de señales, ese tipo de señales no eran de su agrado. Era solo un divertimento para matar la rutina, pues en Mauco-Carén, también hay rutina, pero sin tedio. El código en el lenguaje comunicativo se traspasó desde Curacaví a Mauco-Carén y lleva la impronta que tiene la administración de una hacienda. Wlly Barrows gustaba fanfarronear que Fritz Mautner consideró a Mauco-Carén como el origen de “la muerte de la palabra”; defunción que afectó al resto de la civilización, particularmente Curacaví, al menos en lo que respecta al asesor de prensa y comunicaciones, ligado al alcalde.
El reporte de Andra des Glenzes sobre las “horas extras nocturnas” acaecidas en el Municipio de Curacavi ni siquiera fue motivo de comentario; pero tenía una conclusión interesante: Garrote, Wacquez y el mismo podían manipular el tiempo. No tenían necesidad de anotar horas extras, una singularidad de todo maucocarenino. Tal vez por eso, los contratos laborales allí son a partir de las horas extras. El reporte simplemente fue recibido como algo inconducente, tan propio del “otro lado de la Mina del Agua”. “Esos tipos son así”, dijo Jean Paul antes de echar a andar el micro-sistema manual, conectado en serie a través de tecnología Tesla para la transmisión de corriente eléctrica. Se trata de un dínamo artificial que funciona con 2 sensores: uno en la muñeca y el otro en el pene. Así, la masturbación diaria y diurna que se practica en Mauco-Caren, tiene, a diferencia de la llevada a cabo en Curacaví que es nocturna y sin patrón conocido, un resultado palpable, genera energía y alumbra las ampolletas de todos los vecinos, más allá del soliloquio interno que cada manflinflero despliega cuando echa a correr su sucesión de imágenes explícitas y aleatorias. Pero claro, también se debe aclarar que en Mauco-Carén no todo es manflinfla. Allí ellos hacen el amor en vez de horas extras; por eso que las cosas son así.