Me han pedido que escriba algo, sobre lo que ocurrió hace pocos días en el partido de la selección chilena; partido clave para aspirar al menos, tomándose de una pequeña parte de “la calculadora”, para clasificar al mundial. Y digo, pequeña parte, porque en eso me quedé pensando, meditando. Recorriendo la historia, y siempre llegaba a un sólo resultado: Conformarse, soñar, y centrar la esperanza en “lo que hay”, en “lo que nos tocó no más”, frases que aplicamos siempre, y muchas veces, como un acto de resignación en la vida diaria. Quizá, porque somos un pueblo, ( y sólo me referiré a nuestro país) que siempre fuimos sometidos, y hemos querido borrar esa palabra, con otras cosas, por ejemplo, borrar esa parte teniendo mucho, ganando mucho, creando un espejismo, de que con eso, pasamos a formar la esquina del poder.
Con tristeza, por poner una palabra, miraba aquí, en esta red social, cómo había que echarle la culpa a alguien, y fuera de toda broma, ¡créanme!, porque lo tomé mejor ,como bromas para mitigar penas; poca crítica leí, pocos comentarios más o menos, acertados hacia la realidad. Hace mucho tiempo, que en mi muro de face, por ejemplo, no hablo de futbol. Porque al principio vi, que estábamos hablando de nuevos tiempos, pero, en el camino me fui dando cuenta, que también salían frases que he oído siempre, “El niño es seco para las matemáticas, el niño es inteligente, pero, es flojo para estudiar”. Y de qué sirve todo eso, si no se inculca una disciplina, si no existen mecanismos para sacar esa larva angustiosa de la flojera, y la indisciplina?. U otras frases, que también siempre escuchaba: ” Lo que pasa es que al niño, la profe le tiene mala barra”. Y así, mientras pensaba en todo, me llegaban estas imágenes de frases que he oído toda mi vida. Cuando nos vemos entusiasmado, vemos que “se están dando las cosas”, caímos en el error de “engrandecer”, de “endiosar”, pasando por alto errores que jamás, se deberían pasar por alto, porque estas pequeñas bolitas de nieve, si no les ponemos freno, al final, obviamente terminan en una avalancha. Somos un país que se la puede, aunque siempre, en mis textos, sobre todo en mi libro “ La Historia Tañada en Cueca”, yo hablo de una sociedad apátrida, también clasista, indiferente a las realidades, que se convierten en avalanchas, sobre todo, cuando nos vemos con algo de plata en las manos.
También surge la soberbia, el decir “yo tengo mucho por ende soy superior a ti”, e incluso,” tengo poder, por lo tanto yo hago lo que se me viene en ganas”. No importa, que tal, o tales personas, tengan su prontuario poco ortodoxo. Nos promete el oro y el moro, y ya con eso, es un grande. Para qué hablar, de los medios de comunicación, de la farándula sobre todo, endiosan, exhiben, hacen programas especiales ventilando la vida de los jugadores, bajo el lema de comunicar. Me pregunto: ¿Sabrán, cómo se llama el reciente premio Nobel de Literatura, onda, para motivar a la gente que los ve, que los escucha, a la lectura?. ¿Qué se entiende acá, por Medios de Comunicación?, si, cuando llevan a un médico, a un científico, no lo dejan hablar, opinando como grandes doctores, y me da la impresión, que aquellos invitados están rindiendo su tesis de doctorado, ante las “eminencias” que son los panelistas. Entendamos, que los jugadores de la selección, no trabajan por bolitas de dulce. Entendamos, que ganan millones y millones cada día, por ejercer su profesión de deportistas. Pero, el entusiasmo, la ceguera que se origina de este, “mal” entusiasmo usado, tergiversa valores, enseñanzas, borra con el codo las palabras, disciplina, y responsabilidad.
Breve, muy breve fue la crítica de lo que ocurrió, ahora sólo hablan, de que la novia de un jugador supuestamente está embarazada. ¿A quién, le importa eso?. A mí No. Y el rumor corrió, de la pareja de otro jugador, y con eso, ya tiene todo un mes arreglado, porque la chimuchina les paga mucho dinero, para ser ventilada en la televisión. El entusiasmo nos ciega, trunca la crítica constructiva. Un jugador chocó ebrio, hizo pebre su lujoso auto, pero la ley, se hizo la desentendida. El jugador, es pieza fundamental en el partido: “ganamos una copa”; y todo queda en el pasado.
Así, estas conductas se vuelven a repetir, porque estoy segura, que en Alemania, eso no se lo aguantan. A otro, lo tapan porque estaba muy preocupado de su futura contratación en Europa, por eso, no se concentró en el partido. Hubo dos partidos que se farrearon por estos comportamientos e indisciplinas, incluso, hasta un auto gol de por medio, pero la frase era: ”A seguir soñando”, “nada está perdido aún”. Así, nos hemos acostumbrado a tapar las cosas, y, a llenarnos de gozo cuando subimos tres peldaños en una escalera, aunque al otro día, retrocedamos dos.
Pueden existir muchos portentos, jugadores mejores que los actuales, pero, si la mentalidad no cambia, al menos en la sociedad, y ese afán de engrandecer, de “aniñar caballos cojos”, por el sólo hecho, que no estamos acostumbrados a ganar, y cuando lo hacemos, nos enceguecemos de poder, y, enceguecemos de poder, entonces, eso conlleva a una soberbia, que conduce al despeñadero.
Conozco, padres, madres, que han sido echadas de sus pegas, pese a ser buenos profesionales, porque tienen un hijo en estado muy crítico de salud, y eso, los obliga, a pedir muchos permisos para ausentarse de la pega. Sufrimos, muchas veces, un flagelo despiadado como ese, (yo lo viví en mi entorno familiar), y nuevamente, nos acordamos que somos aún un pueblo sometido, cuya escala de valores, de ética, se borran, se ultrajan….
Pero, en algo que es tan profesional como el futbol, porque no son partidos de barrios, todo se perdona, se tapa, hipócritamente. Poco vi del partido comentado, sólo me asomé un rato al televisor, y me topé con el segundo gol. La defensa chilena brillaba por su ausencia, los jugadores en la cancha, se dividían en un equipo de gacelas para correr, y otro de tortugas. Ni siquiera vi guerrear el partido. Y recordé, hace muchos años, cuando me senté al lado de mi padre a ver el mundial de futbol, y mi padre me dice “Esa es la actitud, ñatoca”. Italia con Alemania se disputaron el segundo lugar, guerreando a muerte en la cancha, Italia, en el último minuto ganó 4 a 3, y como Alemania ya había agotado los cambios, Franz Beckenbauer, salió a jugar lesionado, y con su brazo vendado apegado al cuerpo. Así y todo, el pueblo alemán agradeció la gesta, pero no le dieron “la color”, como lo habrían hecho acá, por ejemplo, porque sólo se quedaron con el tercer lugar, y no, con el segundo, ni menos, con el primer lugar, ser campeones del mundo, como era el objetivo, y la misión de sus jugadores. Esto fue en el año 1970, en México, y hoy, en el siglo 21, recién nuestro país soñó con ser uno de los grandes, estaba la materia prima, por fin, pero, nos enceguecimos de poder porque ganaron 2 copas, y ojo, no se disputó con Brasil.
Insisto: Debe ocurrir un cambio de mentalidad. Borrar frases típicas de nuestra seudo cultura, y que han pasado a ser parte del patrimonio, de la idiosincrasia del pueblo, del tipo: “Estamos en Chile”; “Fijemos la reunión, el evento a las 20 horas, porque si decimos que es las 19 horas, la mayoría llegará atrasado”. La seudo cultura del “jurel tipo salmón”, del “yo creique y penseque”; “Se hizo lo que se pudo”; “Jugamos como nunca, pero perdimos”; “Jugamos como las we… pero ganamos”. Y acá, todo lo celebran, todo lo enaltecen. Se carece, de una cultura que sea responsable, disciplinada, con mucho sentido de auto crítica. Insisto, podemos sembrar a futuro, una tierra con muy buenas semillas, pero si no sacamos la maleza, si no sacamos esas espigas, que un día NO nos clavan y utópicamente, nos hacen saborear una rica tostada con mantequilla por la mañana, o Nos clavan fuerte, haciéndonos despertar más tristes que el “caballo Bayo”; vamos a estar siempre celebrando, el subir con mucho “esfuerzo” tres peldaños en la escalera… y justificando, con mucha hipocresía, el haber bajado, y retrocedido dos, y echándole la culpa al empedrado.
Que bueno Paty, mejor explicado… nunca. Saludos