Avioncitos de papel para la salvación de todos

La fuerza de gravedad, relacionada con la masa de la tierra tiene una constante: 9,8 metros por segundo al cuadrado. Ese es un dato, funciona como axioma de vida en la localidad de Mauco-Caren donde su máxima autoridad, el criterioso Jean Paul Barrows, lo tiene inscrito en la sala principal, dedicada a los perros y perras, certificados previamente como “vagos”. La vaguedad allí es un asunto zanjado en una circular municipal, prevista para cualquier trámite relacionado con “solicitudes varias”, entre ellas la simple entrega de una copia.

Richard Garrote, el designado para vigilar las cuentas del ayuntamiento, a propósito de un arreglín entre maucocareninos, descubrió un flujo insignificante de dinero, cursado en pagos mensuales, todo visado por el “encargado de trámites y asuntos internos internísimos”, el letrado K. Andra Dez, a quien llaman el Ñato Letrao, según un cahuín venido de alguna parte.

Garrote sin embargo no dio mayor importancia y derivó la cuestión a Paul A de Gar Ate quien trafica sus conocimientos en áreas estrictas, de manera rigurosa. Garrote jamás pensó, Gar Ate daría curso mediante un correo electrónico a Jean Paul Barrows, quien puso el grito en el cielo y se encomendó al Diosísimo.

Sin palabras y agobiado por el posible desenlace, Andra Des sugirió llamar a los Administradores de la Fe locales si bien, pensó en un momento, la única persona realmente pertinente para tremenda insignificancia, era el ya finado Divino Anticristo, quien una vez fallecido, pasó por Mauco-Caren a chupar algunas cervezas y comer un Hot-Dog con mucha palta, tomates no transgénicos y una salchicha donde el tamaño si cobra importancia.

Arrodillados todos, con Jean Paul Barrows entero de nervioso y las nalgas temblando, se aceptó la propuesta de Garrote y Andra Dez (dicen Gar Ate no pudo hacer nada distinto a llorar, llorar y secarse los mocos con las mangas de su blusita muy exclusiva, con estilo pero sonoramente), de espantar todo tipo de situación, no fuera del agrado del Diosísimo. “El aceite de oliva, adulterado y calientito, fríe a todo demonio, en el acto, sexual o no, y los convierte en ángeles marginales, medio vulnerables”, les contó el principal mandamás de la Fe.

Jean Paul Barrows, caracterizado por tomar en serio las recomendaciones de sus subalternos, sin embargo dudó, pero no por mucho rato y siguió la recomendación de todos cuando le mostraron el titular del Semanario El Mauco, de la vecina Curacaví, para un asunto similar, pero muy distinto.

“Oiga Jefe”, le dijo Garrote a Jean Paul Barrows, en palabras de Andra Dez, cuando filtró el momento culmine de la reunión, “si en Curacaví asistirá el alcalde a un evento muy parecido, pero allí lanzarán el aceite de oliva desde una avioneta. Lo publicaron en su mejor semanario y le apuesto, les va a resultar”. «Necesitamos de la opinión de los asesores permanentes?», pudo decir Gar Ate y la mirada instantánea a modo de respuesta fue: «de ninguna manera». Jean Paul Barrows acotó al final «si en Curacavi a sus concejales no les preguntan el parecer para cuestión alguna, por qué acá haremos algo diferente; total, a mi colega y pariente lejanísimo, le va regio poh». De inmediato se escuchó un tímido Amén de parte de todos.

“Cómo tan pajarones en Curacaví”, pensó Jean Paul Barrows. “Usar una avioneta cuando solo hace falta, todos los funcionarios de cualquier ayuntamiento se pongan a doblar papeles y los conviertan en aviones”, les dijo serio a su grupo presencial, luego de preguntar: “tenemos suficientes elásticos?”. “Los suficientes pero para una sola ronda de tiraje”, respondió Garrote y así fue como ayuntamiento entero, se puso a puro tirar; y algunos usaron los elásticos para el vuelo poco rasante de avioncitos enclenques, con una gota de aceite de oliva en cada ala.

En Mauco-Caren, aun no se sabe, del resultado de aquello y en Curacaví, tampoco, aunque la fuerza de gravedad funcione calcada en ambas localidades.