Esté sábado 23 de agosto, a las 12:30 hrs, Carlos Renard Solar inaugura su Escuela Taller de Artes y Oficios La Fragua, en Café Pueblo, Avenida Ambrosio O’Higgins 1730. Reproducimos para la ocasión un reportaje aparecido en la revista CuracaVive, sobre el maestro Carlos Renard.
Nací el 16 de enero de 1951 en Santiago. Pasé por muchos colegios cuando era niño, no tenía muy buena conducta, solía dibujar mucho durante las clases. Estuve en el Liceo Lastarria, en el San Pedro Nolasco y posteriormente en un colegio para niños con problemas de conducta llamado Finis Terra donde terminé mis estudios. Posteriormente quise entrar a la Universidad de Chile para estudiar Arte, pero mi padre me dijo que me iba a morir de hambre (y no estaba tan equivocado). Finalmente, no ingresé a la Universidad, eran los años álgidos de la juventud en Chile a fines de los años ´60. Me tocó vivir el movimiento estudiantil, acompañando lo que fue el ´68 en Francia con todo el movimiento contracultural y me gustó lo que viví. Así me fui formando como autodidacta. Tuve la oportunidad de conocer a varios profesores de la Escuela de Bellas Artes y me colaba en las clases donde fui aprendiendo. También aprendí orfebrería, estuve un buen tiempo trabajando en eso.
Después del golpe militar, los que nos dedicábamos al arte y a la cultura, pasamos a ser unos parias de la sociedad. En medio de esta situación, con unos amigos instalamos una agencia de publicidad llamada SERI-ART, nos fue muy bien. Yo estaba a cargo del taller de producción de serigrafía. Teníamos muy buenos clientes: Banco de Talca, Alameda AFP, Banco Osorno y La Unión y una importante línea de restaurantes. En el año 1982 llegó la crisis, recuperé lo que más pude y me fui “a dedo” a Perú, Bolivia y Brasil donde me quedé por 10 años, trabajando en orfebrería en Minas Gerais, un estado con muchas piedras preciosas. Como era una zona rural, me dediqué también a enseñar este oficio a los hijos de los campesinos. También vendíamos nuestras obras a turistas y haciendo entrega de nuestras creaciones a otras ciudades. Allá nacieron mis 4 hijos. En esa época, tenía un socio argentino con quien finalmente, decidimos regalar el taller a las mismas personas que trabajaban con nosotros, de tal manera que ellos felices continuaron trabajando, ahora, para ellos mismos. Fue una hermosa experiencia.

La Semana de Chile
Antes de regresar a Chile organicé un evento llamado “La Semana de Chile” en el Palacio de las Artes en Bello Horizonte, lo que aquí es el Museo de Bellas Artes. El director de este lugar era un brasilero que había estado exiliado en Chile por la dictadura de su país, él me facilitó todo para organizar este evento y reuní a muchos chilenos que se dedicaban al arte. Hubo muchos pintores, cine chileno, música, mimos, en fin, participaron muchos artistas. Todo resultó tan bien, que, a raíz de este evento, nació una invitación a un encuentro latinoamericano de arte y cultura en Brasilia, una ciudad sorprendente donde participé dictando un taller de grabado en serigrafía. Recuerdo que en ese evento, la dictadura chilena había enviado a Roque Esteban Scarpa para disertar acerca de Pablo Neruda, sin embargo, y debido a que se conocía su tendencia en apoyo al golpe, decidieron expulsarlo del evento.
Regreso a Chile
Me vine un día de vacaciones a Chile, y en esa época, un amigo que tenía un Pub en la Plaza Ñuñoa y la estaba inaugurando, me pidió un letrero y una decoración para el interior de su local, se lo hice y quedó muy bonito, fue así como comencé a quedarme. También mis hermanos (yo soy el menor de los ocho hermanos) estaban contentos con mi regreso y me pedían que no me fuera nuevamente.
Finalmente me quedé en Santiago Centro y después de dos años, fui a buscar a mis 4 hijos y me los traje a vivir conmigo, fui padre y madre a la vez. Y me gané la vida haciendo clases de orfebrería y serigrafía, había que pagar colegios y también mantenernos.
Recuerdo que conseguí trabajo en una comunidad terapéutica para jóvenes con problemas de drogadicción y a través del arte terapéutico, logré resultados muy buenos, y todo a través de un FONDART que me había ganado.
Al año siguiente, y una vez que ya había terminado el proyecto y dada la falta de interés de continuar por parte de la comunidad MANRESA perteneciente al Hogar de Cristo, me llamaron de la Embajada de Inglaterra porque estaban interesados en continuar y financiar este proyecto, el cual duró dos años con muy buenos resultados.
Posteriormente, en el gobierno de Ricardo Lagos, participé en los Cabildos Culturales para un catastro nacional de personas que trabajaban en el área de la cultura, fue con los mismos jóvenes de la comunidad con quienes hicimos un bonito trabajo.

Mis padres
Mi padre tenía una tienda con la representación de la marca RCA Víctor en Chile. Los equipos de música que teníamos en casa eran de excelente calidad, entonces escuchaba mucha música clásica y especialmente ópera. También teníamos una muy buena biblioteca en casa, y en esa familia me fui formando y entusiasmando por el arte. Mi madre se llamaba Lucía Solar (falleció cuando yo tenía 16 años) y mi padre Fernando Renard. Entre muchas cosas que hizo en su vida, fue director de Deportes del Estado en el gobierno de Jorge Alessandri, entonces le correspondió organizar junto con Carlos Dittborn el Mundial de Fútbol de 1962. En esa época hice mucho deporte por tener entrada liberada a todos los estadios. Como mi padre era adicto a la música, se reunían en mi casa junto a mis tíos y escuchaban a los clásicos con el mejor sonido.
Para trabajar en mi taller me acompaño siempre de esa buena música, porque la escuché desde niño.
También iba a “carretear” en mi juventud. Íbamos al “Bosco” un bar que permanecía abierto toda la noche en la calle Alameda entre la calle Estado y Ahumada en Santiago. Era frecuentado por los intelectuales de la época, año ´64, era otro Chile. Tenía amigos del colegio que vivían en zonas muy pobres, conocí lo difícil que era la vida para muchos amigos. Así me fui formando como persona.
Me gusta mucho leer, por segunda vez estoy leyendo la novela “La Montaña Mágica” de Thomas Mahn que para mí es “la novela”, es muy interesante. También estoy leyendo al filósofo Byung-Chul Han que trata sobre la sociedad actual en relación también a la inteligencia artificial y también en relación con los niños en la vida actual.
La Pintura
Cuando tenía la agencia de publicidad, tenía mi taller al fondo y pintaba sin influencia de nadie a comienzos de los ´75, también en mi casa implementé un taller en Maipú, cuando aún era campo. Me levantaba muy temprano porque tenía en mi cabeza la idea. Posteriormente tuve que dedicarme a algo más práctico como la serigrafía y la orfebrería lo cual me servía para obtener ingresos y criar a los niños. Hace solo seis años que retomé la pintura. Aquí en Curacaví me tomo el tiempo necesario para pintar, estoy dedicado a producir y trabajar en esto. Por Instagram he vendido algunas obras. En verano estuve en una Feria en Viña del Mar y también vendí algo.
Llevo una vida muy sencilla y tranquila, trato de vivir con lo justo y necesario aquí en esta casa que construí yo mismo.
Mi llegada a Curacaví fue gracias un amigo que es abogado de la defensoría de Curacaví, que vivía en la Plaza Brasil de Santiago. Él viajaba todos los días a Curacaví hasta que se compró una casa aquí y me pidió que le hiciera una ampliación, entonces trabajando acá, yo comencé a buscar un terreno por el Camino El Toro y de repente encontré acá. Este terreno había salido a remate y lo compré. Como no tenía mucho dinero, comencé a reciclar materiales para poder construir mi casa poco a poco. También construí una casa a una amiga en el Fundo Monterrey y con el material que sobraba, más un poco de plata que junté, pude construir mi casa con la ayuda de un maestro.

Mi sueño
Quiero viajar, tengo pendiente ir a Europa. Los Museos y La Capilla Sixtina me motiva conocer en un principio. Uno de mis hijos se casó con una italiana y tuvieron un hijo, entonces tengo donde llegar a la ciudad de Pésaro y ella tiene una galería y conoce mi trabajo, entonces es un sueño que deseo cumplir en cuanto sea posible.
Pensando el por qué me gusta crear cosas que no existen, he llegado a pensar y sentir que el acto de crear me deja la sensación de sacudir el polvo que se acumula en el alma renovando mi espíritu y mi comprensión de la naturaleza.
Mientras exista el ser humano existirá el Arte y sus manifestaciones.
Fuente: CuracaVive
Carlos Renard: Un gran ser humano y un aporte inmenso a las artes visuales de Curacaví. Deseamos el mayor de los éxitos en su primer taller de serigrafía.
Gracias a Curacaví Digital por la publicación.
Atte. Nibaldo Guerra/Curacavíve.