Pedagogía es una palabra de origen griego que tiene su raíz en la Paideia. La RAE y su espíritu normativo nos dice que esta es una ciencia, pero a decir verdad no lo es. La pedagogía es un saber humanista que manteniendo la raíz griega tiene en su esencia el sentido de la conservación y reproducción cultural, pero a su vez el ideal utópico de la transformación individual. De ahí que el proceso pedagógico sea tan complejo, pues el desafío de su práctica exige dominios que van más allá de la pura experiencia y la pura teoría, pues finalmente un profesor no sólo enseña contenidos sino que educa para la vida. Estos propósitos han despertado en la Modernidad clásica del siglo XVII y XVIII los ideales ilustrados donde se afirma que “conocer hace libres” a los seres humanos. Y si, lo hace. Pero como toda posición de libertad tiene un costo, un sacrificio, pues la sociedad capitalista y más aún el Neoliberalismo promueven principios contrarios al humanismo y, por ende, a la pedagogía, haciendo de la libertad un valor mercantilizado en patrón oro. Es decir, solo aquellos que tienen recursos tienen libertad.
Esa idea instalada mediante el dominio hegemónico ha ido socavando todo el ideario revolucionario del siglo XVIII, intentando establecer desigualdades entre los seres humanos a partir de sus privilegios y orígenes sociales, donde la educación juega un rol a contrapelo de estos intereses. Por eso la pedagogía no podría limitarse a un saber científico que siguiera normas metodológicas doctrinales en su quehacer ni menos objetivismos que solo responden a entelequias maniqueas diseñadas para limitar y controlar las potencialidades de cada persona, construyendo verdaderos sistemas de sometimiento y control de aprendizajes, todos ellos medibles y cuantificables, deshumanizando la razón mediante falsas certezas que limitan la curiosidad y niegan el ocio como parte del necesario estado natural para aprender. A contrapelo la pedagogía es una práctica de liberación.
De ahí que, el ser humano, sin embargo, en su lucha por avanzar a estadios mejores sigue intentando ensayos para liberarse y la educación sigue siendo el espacio privilegiado para ello. Por eso la pedagogía es una actividad revolucionaria y su práctica un acto humanista, así como también es por su propia finalidad utópica de que todos seamos verdaderamente libres, un acto de amor.
Feliz día del profesor!!!