Variaciones sobre un relato homérico

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Durante el siglo de Pericles, época en la que la ciudad estado de Atenas irradió una pléyade de genios, se escribieron una serie de relatos sobre la vida y hazañas, de distintos personajes; semidioses o humanos comunes y corrientes, que nutrieron las hojas de la historia y la literatura que aún no se escribían.

            Pero, al parecer, no se ha dicho todo sobre estos personajes y sus hazañas. Hay muchas cosas poco claras y más bien turbias. Al parecer, Homero el griego, nos ha mentido durante todo este tiempo. Homero el ciego, el poeta, el que labrara con su pluma la cuna de letras universales, -de por lo menos este hemisferio del planeta-, nos ha hecho creer todo este tiempo en una historia verdaderamente irreal aunque bien armada. ¿Y porque no pensar distinto?  si, además, en el origen de su nombre ya está la desconfianza. El ciego escritor provenía de una estirpe de hijos de prisioneros de guerra y por tal motivo, de naturaleza desleal.

            A esta altura todos aquellos que leyeron las obras del poeta, -incluso aquellos que no leyeron, pero si vieron una de las tantas películas remakeadas-, saben que, en uno de los cantos entre la Ilíada y la Odisea, hay un pasaje que relata la muerte de Aquiles, el bello y esbelto Aquiles; “el de los pies ligeros”; un guerrero rubio y guapetón que además era un líder muy reconocido por su tropa, era hijo de Peleo, y por gracia de la divinidad era inmortal, es decir, ninguna mano o arma humana podía hacerle daño. Sin embargo, el tema no era tan así, el guerrero legendario adolecía de un pequeño detalle, una parte de su cuerpo era vulnerable y por lo tanto mortal. Esta parte era el talón, el famoso talón de Aquiles. Según la tradición este talón había quedado excluido de la inmortalidad, porque fue la parte del bebe que no fue sumergido en las aguas sagradas que le dieron la protección a todo su cuerpo”. De hecho, según es sabido el héroe cae en combate, al recibir un flechazo en un talón que le provocó una mortal herida.

            Sin embargo, existen evidencias que negarían todo o parte de lo anteriormente descrito, ya que, desde los años 50 del siglo pasado, se ha dado a conocer informaciones y pistas respecto a la verdadera causa de muerte de Aquiles. Existen evidencias, testimonios escritos, archivos desclasificados y declaraciones de ex agentes del departamento de estado que avalan tales juicios. Anaqueles repletos de ideas y teorías conspiranoicas, que tienen diversos orígenes. De toda esta información, he seleccionado las más pintorescas y las que pudieran -a su vez- tener mayor asidero, en resumen, me atrevo a establecer que:

a. El famoso guerrero efectivamente existió, en aspecto y características generales era similar a algunos coterráneos de la península balcánica; esbelto, alto, cabellera rubia, valiente, astuto y con mucha fortaleza.

 b. El guerrero poseía rasgos impresionantes que lo colocaban por encima de la media helena.

c. Nunca sufrió laceraciones o rasguños, a pesar de exponerse a diversos riesgos.

d. Solía cubrir o proteger las partes traseras de sus pies mediante taloneras o mocasines antiguos semicerrados.

e. De ello se concluye que era vulnerable en esa parte del cuerpo. Por motivo del agua sagrada.

f. algunas fuentes plantean que el motivo real que esa parte de su cuerpo fuera frágil se debería a que en ella tenía o portaba un chip. Una especie de placa madre o disco duro, tal como los conocemos hoy en día, donde se concentraba la matriz que controlaba y protegía al guerrero.

g. Aquiles no sería semi dios ni humano y muy por el contrario; se trataría de un ser extraterrestre no natural:  un androide.

¿Qué porque lo sé?, porque una noche me quedé hasta la madrugada viendo videos en internet. Casualmente di con uno que me pareció muy extraño, pero que después, al día siguiente no lo pude ver, -al parecer lo habían bloqueado o censurado-, por tal motivo me puse a investigar y llegué a la verdadera historia de Homero, o en su defecto, una versión más aterrizada o creíble”. A continuación, presentaré algunas conclusiones:

            -Homero era un sabio griego, además era escritor y poeta, pero eso todos lo saben, también era ciego, -pero no faltaran los que exclaman: ¡pero qué demonios! ¡un poeta ciego, un escritor ciego! Y como se supone que escribia?.

Sin embargo, su ceguera que es efectiva, está asociada a la historia real.          

-El autor de la Ilíada, gozó de buena salud y buena vista por mucho tiempo. Digamos 20 años. Hasta que se le ocurrió investigar y explorar en torno a Atenas y otras polis, con el fin de encontrar ideas para sus poemas y relatos. “Aun no existía ni la sombra de la Ilíada, menos la Odisea, pero faltaba poco para que Homero diera con sus respectivos argumentos”.

            “Cierto día al joven cantor de versos, se le ocurrió salir a dar una vuelta por el Ática; (El Ática es una península de forma triangular y de suelo pedregoso; larga, de alrededor de 50 km en su lado noroeste, que forma su base terrestre en las prolongaciones de la Grecia Central, avanza en el mar Egeo hasta el cabo Sunión a una profundidad de 60 km), necesitaba inspiración constante para las epopeyas y mitos que empezaba a construir, a como diera lugar, necesitaba informarse.

 -El poeta salió a caminar en torno a la ciudad. observando, escuchando mirando todo. Hasta que distraído al borde de un desfiladero, terminó cayendo en una suerte de túnel o caverna que lo depositó cercano a una playa a la que no existía acceso directo, y que para él, -que conocía esa península como la palma de sus manos- resulto ser todo un hallazgo”. Se mantuvo en silencio por el susto de la caída y trató de incorporarse lentamente, mientras comenzó a percibir un extraño zumbido que además era agradable, pero que no se parecía a ningún sonido antes escuchado.

-Estaba reponiéndose mientras sacudía sus vestimentas y vio que, a cierta distancia, había una extraña construcción o nave que no parecía ni barcaza, ni bote, ni menos uno de esos inmensos trirremes que se usaban para la batalla naval. Se trataba de “una suerte de plato gigantesco y brillante como el sol” (sic), que estaba posado cercano a la playa y cubierto con sombras y follaje de árboles del desfiladero cercano. El gigantesco objeto tenía una puerta redonda desde la cual se irradiaba una luz celestina, tal vez turquesa, y frente a la puerta, había tres o cuatro extraños seres que irradiaban una luz similar a la de la puerta y que trabajaban sobre una mesa donde se encontraba un cuerpo humano muy bien dotado y de facciones muy marcadas. Se distinguía claramente una cabellera rubia y aparentaba fácilmente ser “un heleno”. Era un cuerpo sólido y rígido, parecía una escultura tallada o fundida por la mano del mejor artista.

-Después de medir y calcular distintas partes con instrumentos y cosas que no comprendía, los seres de luz dieron vuelta el cuerpo dejándolo decúbito abdominal, tomaron su pie izquierdo, tiraron el talón de forma suave, pero rápida y extrajeron de él una especie de oblea de un material indescriptible. Volvieron a poner la oblea, a la que le agregaron una pequeña moneda. Recorrieron con sus manos el cuerpo -sin tocarlo al parecer-, después impusieron sobre su nuca las manos y se retiraron para dejar que el cuerpo cobrara movimiento y vida por sí solo. Lo primero que hizo este bello joven, fue sacudir su cabeza y empujarse desde la mesa con sus brazos para darse vuelta y tratar de ponerse de pie. Estando en esa posición, uno de los seres le entregó una vestimenta de estilo dórico o jónico y el joven fue cubriendo sus partes pudendas y calzándose sandalias y cintillo.

            Documentos escritos por el propio poeta, relatan: -“No recuerdo haber escuchado sus voces, pero se nota que se comunicaban de una manera no conocida por la civilización, -sin duda una técnica de barbaros que no sabían hablar-, y por tal motivo muy extraña de advertir y comprender (sic). Antes de subir a la nave se despidieron del joven poniéndole las manos sobre los hombros y enfilaron hacia la puerta de luz celestina”.

-“En esos momentos la nave adquirió un sonido distinto y tal vez más agudo, cerró la puerta tras el ingreso del ultimo individuo y comenzó a levitar. Subió hasta la altura donde yo me encontraba y se detuvo exactamente frente a mí. Por unos leves segundos surgió un destello muy blanco y potente como un zumbido que apunto en mi dirección y me dio directo a los ojos” …

-… “No recuerdo nada más, caí inconsciente y desperté por la fría agua que traían las olas, intenté abrir mis ojos y con tristeza descubrí que no podía. Nunca más volvería a ver nada de nada.  No sé cuánto tiempo habrá transcurrido. Al intentar tocar mis ojos y refregarlos note una abultada barba en mi mentón. Sentí frio y al palpar mis vestiduras noté que estaban deterioradas y ya casi no existían. Camine por muchos días hasta que un niño me encontró y me guio hasta el camino que conduce a Atenas”.

            Así concluye uno de los relatos homéricos menos conocido y muy misterioso, que fuera encontrado en una ruina ateniense por los soldados del ejército de ocupación nazi durante la última guerra mundial. Afortunadamente el relato sobrevivió hasta llegar a Berlín. Ahí un soldado del ejército rojo que participara en la toma de un edificio cercano al Bunker del Führer,  lo descubrió en una efigie de mármol que cayera de sus manos y que, tras el golpe, despegara la cabeza de los hombros, dejando a la luz un orificio al interior del cual apareció un manuscrito datado en el siglo, V a.C. el siglo de Pericles o siglo de oro, época en la cual Homero escribió e hizo famosos sus relatos.

            En otro manuscrito, de los más conocidos, Homero describe al guerrero Aquiles, resaltando su belleza extraterrenal y su rubia cabellera. Relata, además, detalladamente, los pormenores de su muerte, provocada por la punta de una flecha que se incrustó en uno de sus talones. Curiosamente el mismo talón izquierdo. Llama la atención que, en una variación a ese relato, el guerrero que lanza la flecha describe una extraña luz celestina o azul, que destella en el talón del inmortal, al momento de ser lacerado por la flecha.

Allá ustedes si creen o no esta historia. Yo he intentado resumir lo medular de ella para destacar los nuevos antecedentes y contrastarlos con lo que se cree, es la realidad. No podemos formar el todo con parches y remiendos. Pero, estos tiempos que algunos denominan «de la información» deberían acercarnos a nuevas miradas, nuevas explicaciones, para entender de una u otra manera, ¿como es posible que los antiguos sabios hayan tenido tanta imaginación? o siempre fueron apostatas ocultando «el todo por la parte».

Dante Pavez Loncón
Dante Pavez Loncón
Dante Pavez Loncon, profesor de estado en historia y geografía, y gestor cultural/literario. Es nacido y criado en Padre Las Casas, gullumapu. Escribe poemas, ensayos y relatos desde su juventud. Ha participado constantemente en actividades culturales y literarias en la ciudad de Padre las Casas y Temuco. Su quehacer artístico y cultural autodidacta se consolidó en la Ufro, durante los años 90 y principios de los 2000. Ha diseñado e impartido talleres y diversos cursos de escritura y lectura. Ha participado en concursos y eventos literarios, también publicado en revistas locales y digitales, de forma individual y colectiva. Fue seleccionado y obtuvo menciones honrosas en concursos y publicaciones universitarias entre el 1998 y 2002, también fue publicado en la 1° edición del cuarto puente literario en 2015, participo en publicaciones digitales en Perú y México, (2019-2021). Últimamente (2021-2023) ha sido publicado en 3 versiones del concurso "Araucanía en 100 palabras", organizado por la "Fundación Plagio" que posee cobertura nacional. En éste último periodo se publicó su poemario "poesía pendiente" (Deliras; Pucón; Chile). Fue productor del documental "la ternura" el llamado de la ñuke mapu; presentado en la muestra de cine indígena del museo de arte precolombino en Santiago de Chile y además, en el festival de cine ficwalmapu 2023. Durante el año 2024 participar en taller literario Kenningar de "Fundación Pablo Neruda" Actualmente dirige un taller de escritura creativa en el Centro cultural de Padre Las Casas.

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