Vuestros nombres valientes soldados

Fecha:

¿Quién de niño no jugó a ser soldado, a la guerra, a conquistar territorios, a defender a la patria y a nuestros compatriotas? En esos juegos siempre los “enemigos” eran otros, nunca nosotros mismos. Esos códigos hasta los niños los conocen. (“No se muerde la mano al que te da de comer”, y somos todos los chilenos y chilenas, a través del pago de los impuestos, los que “damos de comer” a nuestros valientes soldados). Para un niño, el uniforme militar en sí representa un símbolo de respeto, no de terror, de respeto. Recuerdo las Paradas Militares siendo niño y la pulcritud marcial de esas puestas en escena me ponían la “piel de gallina”. (Confieso que hasta el día de hoy me sucede). Al verlos desfilar gallardamente, uno se sentía protegido. ¿En qué momento algunos “valientes soldados” abandonaron su juramento y volcaron sus metrallas contra quienes prometieron defender?

La muerte de uno de los criminales más sádicos de la historia de Chile, el General (R) Juan Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda, conocido como el “Mamo” Contreras, Jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la organización criminal de la Dictadura Militar, ha desatado una serie de reacciones en todo sentido. Su muerte no pasó en vano, ganó portadas de importantes medios de comunicación nacional e internacionales, condenatorias en todos los casos, sin excepción. Su muerte no pasó desapercibida.

A mí, por el contrario no me pasó mucho. Y no es que no tenga meridiana claridad de las atrocidades cometidas por el “Mamo” y sus secuaces y del sufrimiento de sus víctimas, todo lo contrario. Siento indignación cada vez que conozco del sadismo sin límite de este militar chileno, oficial del Ejército siempre vencedor, nunca vencido. Los secuestros violentos, el uso de electricidad en los genitales, la extirpación de uñas, las “chinitas” en el excremento, la utilización de perros adiestrados para violar a mujeres, el ultraje a embarazadas, el uso de gases químicos, las torturas más inhumanas, el lanzamiento de cuerpos al mar, la desaparición de millares de compatriotas, en su gran mayoría de chilenos y chilenas privados de libertad, es decir, sin ninguna posibilidad de oponer resistencia, son situaciones que violentan de manera brutal la conciencia humana, aún transcurridos ya cuatro décadas.

Sin embargo, soy de los que cree que el cielo y el infierno son metáforas. El “Mamo” Contreras no se irá al infierno, pues el infierno no existe. Esa es mi creencia. Fue cremado en la oscuridad de la noche, acompañado de un puñado de familiares. Murió solo, producto de una lenta y agónica enfermedad. A pesar de su más profundo desprecio por la vida, el sí fue atendido en un Hospital, como cualquier ser humano merece. Se murió y punto. ¿Qué nos deja su inevitable muerte? Nada. Fue su vida, actos, conductas y creencias lo que nos motiva una reflexión.

Manuel Contreras fue esencialmente un SOLDADO COBARDE. Resultó fácil para el “Mamo” Contreras cometer todas las atrocidades que cometió. Nunca tuvo un enemigo verdadero en frente. Es como un adulto forcejeando con un niño pequeño, jactándose de su triunfo ante las débiles fuerzas del menor. Eso es cobardía pura. Los cobardes soldados hechos a imagen y semejanza de Contreras son eso, cobardes soldados que ni el propio Ejército reconoce. De hecho, a pesar de no haber sido degradado que es lo que corresponde, el Ejército, nuestro Ejército no le rindió honores. ¿Se imaginan rendirle honores a una persona al que se le imputaron y acreditaron más de 1500 víctimas y que recibió por ello más de 500 años de cárcel? El héroe es aquel que enfrenta un adversario superior, venciéndole o perdiendo la vida en el intento. Por eso Arturo Prat e Ignacio Serrano son héroes. Por eso el “Mamo” Contreras y sus secuaces nunca lo serán.

¿Con qué me quedo? Me quedo con los valientes soldados que ante las habituales catástrofes provocadas por nuestra naturaleza salen a la calle a trabajar por los chilenos, salen a las calles a protegernos, a entregarnos seguridad. Me quedo con los valientes soldados que resguardan nuestros procesos eleccionarios que sustentan nuestra democracia. Me quedo con los valientes soldados que contribuyen a la paz en países como Haití. Me quedo con los valientes soldados que rompen los pactos de silencio y entregan la verdad de los crímenes de lesa humanidad. Me quedo con los valientes soldados que han decidido defender nuestras fronteras, defender a los chilenos y chilenas y no empuñar las armas contra nosotros. Me quedo con un Ejército profesional, moderno, respetuoso de la democracia, no deliberante y subordinado al Poder Civil..

Los “Mamo” Contreras, los Moren Brito, los Corbalán, los Iturriaga Neumann, los Krassnoff, los Arellano Stark y tantos otros cobardes soldados, no merecen nuestras palabras ni nuestros recuerdos.    

Leonel Gatica Cardemil
Leonel Gatica Cardemil
Leonel Gatica Cardemil tiene su enseñanza secundaria completa, la situación militar al dia y la papeleta de impuestos pagada, pero no todos los impuestos y sin muchas ganas. Ha publicado un solo libro: Palabras destiladas ante el silencio de tus ojos en Frankfurt/M y Milan. Participó en los talleres literarios de Carlos Ernesto Garcia en Barcelona; con el Prof Italo Santoro de la Universitaet JW Goethe y en creación y apreciación estética con Germán Carrasco Vielma en Stgo de Chile.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Comparta:

Subscribe

spot_imgspot_imgspot_imgspot_img
spot_imgspot_imgspot_imgspot_img
spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

Popular

More like this
Related