Todo lo que he escuchado sobre los taxistas y las aplicaciones Uber y Cabify es que, hay un tremendo «entuerto» y cada día se escucha más. Al parecer, las personas que se deben transportar de un lugar a otro, lo prefieren. En ciudades metropolitanas como la de Santiago, trasladarse desde el domicilio al trabajo, es un problema, que en ocasiones cuesta casi la mitad del horario laboral.
Curacaví es parte de la Región Metropolitana y en cuanto a transporte, quienes vivimos acá, ya sabemos de sobra lo que significa viajar en los horarios punta, en particular, por las mañanas y por las tardes. Las tres empresas existentes tienen a las personas como clientes cautivos y según se aprecia en comentarios de redes sociales y la experiencia propia que he vivido, tanto el trato como las condiciones de seguridad son motivo de discusión.
Uber Technologies Inc. es una empresa internacional que proporciona a sus clientes una red de transporte privado, a través de su software de aplicación móvil, que conecta los pasajeros con los conductores. Si esto funciona para el Gran Santiago, por qué no podría funcionar para el trayecto Curacaví-Santiago?. Al final, la regulación en el transporte para el caso de nosotros descansa en un papel que tiene pocas opciones de ser fiscalizado. El motivo: pocos fiscalizadores. La situación no va a cambiar. Lo que hemos visto son reacciones a un momento dado, para después descansar en cómo estaban las cosas.
Lo que hacen estas aplicaciones es conectar la oferta con la demanda. Lo que transen las personas en ese servicio, pareciera ser el motivo de la cuestión. Los emprendedores de taxis y transporte personal, alegan que el costo de entrada para ser parte del sistema público de transporte, como privados, es alto. Por ninguna de esas regulaciones pasan los choferes que se vinculan con Uber. Cómo funciona en estos casos entonces el SOAP, en un eventual accidente?. Y eso que nuestro país se caracteriza por la no regulación, salvo la que dicta el mercado. Ahora estamos ante eso, pero con ruidos.
Uber y Cabify han desatado críticas en países del primer mundo, por casi las mismas razones. En Chile, la autoridad lo declara como un servicio de transporte de personas, ilegal. Sin embargo, funciona. Allí están, prestan un servicio y no veo que vayan a desaparecer. Cómo es posible que algo ilegal, crezca y se proyecte como solución?.
A mi me interesaría saber cuál sería la reacción de la autoridad pertinente, si en Curacaví se implementara este tipo de servicios. Un poco ya es así, solo que a través del Whatsapp, la red social facebook y el dateo.