La música como catarsis

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Andrés Musso Nuñez, nació en Valparaíso y sus padres provenían del mismo tronco familiar. El, Jaime Haroldo, profesor normalista y ella, Alejandrina Elena, dueña de casa, quien poseía un sustrato cultural proveniente de su pasión por la lectura, cierta inclinación por la poesía y la música; fue contaalto en el Coro del Liceo Nr 1 de Niñas del puerto. Ambos participaron siempre en festivales folclóricos tanto en Casablanca como Curacaví, con el “choclón” familiar. La familia Musso-Nuñez llega a Curacaví por trabajo y tras un período de idas y venidas, se establecen a principios de los 70, en el sector de Challaco.

El estero Puangue fue un referente en cuanto al disfrute, en el verano; la imagen del curso de su caudal en invierno o como compañero de fondo en los pololeos. Alumno de la Escuela 429, hasta tercero básico. Luego partió a las Escuela de Las Rosas donde su padre fue director. Escuela modesta de sector rural que parecía relegado una lejanía propia de la distancia insalvable, sin embargo no está a más de 1 km del sector urbano de Curacaví. En su paso por la escuela San José Obrero tuvo la oportunidad de empezar a tocar teclado , que llegó como donación del alcalde por haber ganado un concurso provincial de barras, en Melipilla. Posterior, en el Liceo CN-88, hoy Presidente Balmaceda, fue el lugar de la enseñanza media.

El paso del teclado a la guitarra fue natural ya que en su casa había una y fue una pasión arrolladora, llegando a pasar 12 horas de práctica. Su madre le enseñó a Ella Fitzgerald, Frank Sinatra, Operas de Verdi, Giacomo Puscini, etc. Su manera de recordar el ambiente familiar y la permanente cercanía con la música me trae a colación a Pascal Quinard quien sostuvo en una entrevista, “Soy de una familia de organistas; por varios siglos, todos los Quignard -unos cincuenta de mis antecesores- han tocado el órgano en las iglesias, en Fürstenberg, en Alsacia y en Francia. Cuando la gente venía a rezar a la iglesia, era la única música que escuchaba en la semana. La música surgía y los emocionaba puesto que había poca. Y a mí la música me emociona profundamente. Pero la música tiene algo temible y es que viene de un mundo más antiguo que el lenguaje. Estuvimos sometidos a la audición desde el vientre de nuestras madres y no podemos manejarlo. No podemos cerrar la escucha, no podemos cerrar los oídos, no podemos…es como si no tuviéramos párpados.”

Para Andrés ejecutar la guitarra tiene una especie de vehículo, catarsis emocional, que lo ayudó a desarrollar su mundo imaginario y emocional y la mezcla de eso. Una de sus obsesiones fue ejecutar jazz, hasta que llegó a hacerlo y luego le causó cierto aburrimiento, o reparos que se instalan cuando el abuso de los esquemas rítmicos se alejan de la sorpresa; además lo consideró un estilo muy elitista que no permite a músicos chileno en su desarrollo. El bossa nova también fue un acercamiento al jazz.

 

El mundillo selecto de la ECM

En la adolescencia apareció Nibaldo “Simón” Barrera con un conjunto de nuevas fronteras musicales: Mahavishnu Orchestra, Ralph Tawner, Oregon, Pat Metheny y el mundillo de la ECM Records con John Abercrombie, Eberhard Weber, Joh Scofield, Bil Frissel, siendo Terje Rypdal uno de sus favoritos. Andrés se autoimpuso la obligación de estudiar para alcanzar mejor técnica, limpieza de sonidos. Estuvo un par de años en la Escuela Moderna de Música, en Stgo.

Tras una pausa en la guitarra donde regentó la administración del Restaurant Villa Karla, en Olmué, fue padre de Gerda MIkaela, Andrés se reinventa en la V Región en el ambiente musical con hip-hop. Con el grupo Bauhauz participa en la grabación de EP con “La luz viene de oriente. Antes participó en Curacaví en diversos grupos, principalmente de cumbia con Los Impacto, Los Guris; grupos de rock con Tributo a Hit, y Tetracorde en fusión, cuyo nombre viene de un acorde de 4 tonos. Posterior se hicieron llamar Tierra-Acorde con Marcela Venegas, de Valparaíso.

Hoy Andrés trabaja en un proyecto con Luis Estay de Quilpué, Fernando Fuentes, bajista y Matías Morandi, batería al que llamaron Aurora. Son canciones de tutoría personal y a medias con Luis Estay basado en raíces latinoamericas y con arreglos jazzísticos.

Otro proyecto es “Jazz a la chilena”. Llega a la idea luego de un tiempo en el cual trabaja en arreglos que se dejaron guardados, algunos de ellos, hasta por 15 años. Cristian Zárate, del estudio MiutCopcept, en Quilpue, le solicita como proyecto de título en ingeniería de sonido la grabación de los temas, lo que consolidó la intención de trabajar en esa línea. En la grabación participaron Roberto Acosta en batería, destacado grabador de la V Región y Fernando Sanchez en bajo, estudiante de música de la PUCV. La pretensión es internacionalizar este trabajo a partir del 2017.

Bauhauz

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Leonel Gatica Cardemil
Leonel Gatica Cardemil
Leonel Gatica Cardemil tiene su enseñanza secundaria completa, la situación militar al dia y la papeleta de impuestos pagada, pero no todos los impuestos y sin muchas ganas. Ha publicado un solo libro: Palabras destiladas ante el silencio de tus ojos en Frankfurt/M y Milan. Participó en los talleres literarios de Carlos Ernesto Garcia en Barcelona; con el Prof Italo Santoro de la Universitaet JW Goethe y en creación y apreciación estética con Germán Carrasco Vielma en Stgo de Chile.

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