Me daba miedo el teatro porque ahí la gente hablaba fuerte, por eso me gustaba el cine. Los únicos beneficios que trae aparejado el neoliberalismo es que te atiendan las máquinas para no verle la cara a tanto sacogüéa. Hay gente amable, claro. Pero no son la mayoría ni pertenecen a ese engendro nuevo. El problema que tienen con las comunicaciones epistolares estos “Franciscos Vidal de la cuerdas vocales” es, deben usar necesariamente sus deditos gordos para tipografiar, ya sea para una red social o un debate, y eso a alguna gente de volumen alto y alharaco, con rapidez truquera, juegos de palabras y chistes como hacen algunos platenses, es que deben argumentar algo, ojalá sin usar mayúsculas y exclamativos a loco, como Waissbluth o Bruno Vidal -este boludo si es un buen agente cultural, todos lo sabemos-. Todos estos tipos, creo yo, están grandotes para las mayúsculas y el griterío gráfico.
Dicen que Vidal (adivinen uds cuál) está haciendo una estrategia con pokemones subversivos contratando a una pila de hackers y esas cosas. Yo no quiero ser así en unos años más. Yo quiero ser como Rexroth, como el Guido Eytel, Carlos Cociña, el Zura y la gran Elvira. Quiero regar plantas y estar con una mujer serena. Ni tampoco ser un viejo marikón con las generaciones jóvenes, o un viejito que habla tonterías como Florencio. Warnken va directo hacia allá, pero en algunos pasquines lo siguen publicando con sus indignaciones sobre playas sucias y falta de poetas o del espíritu sagrado de las arenas; Parrancio al que menos mal parecieran estar cuidándole la salud, o de marikonadas y chueco a la vela como Hahn y Jorge Edwards..
A los tatas les suele gustar la métrica y el respeto. Quieren ser tratados como maestros y esa es la manera más fácil de conquistárselos.
Digo esto por lo siguiente, y es un punto para las redes y el periodismo con derecho a réplica. Nunca pude en una asamblea con alguien que hablara fuerte y atropelladoramente, e incluso los chamuyos me daba vergüenza descrontruírselos o ridiculizárselos. Algo pasaba en mi con eso. La gente sigue acarreando votos, pagando prensa, personas que deben poner la cara en el volanteo por 15 lukas el día o regalando cosas y comprando diarios en las comunidades rurales. Los rascas de la Concerta que se creen emprendedores y asesores laborales, como le escuché a uno por ahí en una provincia cercana a Santiago, son exitistas para la risa, quieren platita y culebrean su curriculum. Vi al olvido, la parsimonia y el estado total del desinterés al convertir un cerro precioso en un basural escondido, camuflao al interior de os patios municipales. Pudiera hber sido siempre un parque de trekking, limpiar la basura, crear centros deportivos y culturales abriendo los colegios sábados y domingo como propuso un buen alcalde por ahí. Es algo fácil, pero pareciera, a nadie le interesa mucho.
Yo diría lo que más interrumpe es la voz alta, imprecisa, chamuyenta. Y a veces hay dirigentes sociales muy capaces que no hablan exactamente bien y aunque son lúcidos, les da como miedo hablar. ¡Vamos asesores! Hay que practicar una vez con una entrevista fingida llena de ratas acosadoras, llevarlos al ring y usar sparrings porque un dirigente hecho y derecho, honesto y con las manos limpias, de campo puede llegar a expresar sus ideas o logros ordenadito y hasta con un pichintún de retórica. A todos los vecinos les da lata ir a meterse a un galpón infecto, donde un pendejo de derecha se los quiere re mega cagar y no entiende ninguna de sus necesidades o donde un hiperventilado de izquierda sale con un discurso incendiario en circunstancias que lo que tiene que hablar es de basureros, inmigración, pegas mejor remuneradas, desagües, mierdódromos que podrían descontaminarse, regulación de derrame de desechos, etc. Terminales de buses cómodos, conectividad rural. Regulación y fiscalización. Y en esos temas no sirve el compañero parriba y pabajo sino informes breves, eliminación del lenguaje burocrático, ir despejadito. Y eso lo han aprendido algunos sectores de la izquierda.
Yo al menos, me dediqué a acarrearle los afiches a unos que hacen las cosas a puro pulso y que son amigos, yo soy amigo de ellos, pero no simpatizo políticamente. Es que yo estoy hasta contra la ley de gravedad, y aunque a veces opto por los que tienen años de circo y experiencia en las pegas de verdad y en el sentir las necesidades de la calle, por lo general, ara las votaciones, anulo; sin embargo, en ciertas ocasiones hay que saber leer la realidad de la localidad. La esperanza siempre está ahí, esperando. Es regio topar a un huaso que la coquetea.