Todo niño chileno dibujó una casa esquemática muy sencilla con seis trazos, un árbol y tras ella la cordillera, que eran unos triángulos. Con variantes más o variantes menos, ese dibujo todos lo realizaron y lo seguimos viendo
Para algunos, la imagen de la casa es la topografía de nuestro ser íntimo e Incluso, la figura del alma humana. Una casa son los recuerdos que hemos vivido o las proyecciones que hacemos de la vida, en ella. Quizás una casa nueva no tiene ningún tipo de fantasmas y recuerdos, y es ese recomenzar, ese piso duro sin llenar, ese cuaderno nuevo el que nos hace pensar en la oportunidad de un habitar distinto, en una vida nueva. Cómo habitaremos ese espacio?.
El profesor de educación Técnica Profesional, jardinero y vecino de Curacaví, Marco Cubillos, dice: “hay que hacer un sur en el patio de una casa; que una casa se convierta en un espacio vegetal y salvaje no domesticado con plantas no cursis que no absorban demasiada agua”. Otra gente piensa en jardines de cactáceas y arena, con una reminiscencia nortina. Hay quienes piensan en el uso de la sede social con clases de yoga, artes marciales para los niños, clases de cerámica, proyecciones de cine o reuniones para mejorar constantemente el lugar. Quizás a eso se refiere el filósofo Gastón Bachelard cuando compara la casa con la psique o el alma humana.
Hay un cuento llamado “La casa que Jack construyó”, destinada a los niños para que memoricen secuencias. Porque la casa tiene que ver con la memoria. Alguna gente incluso dice que las casas son memoria, por eso hay quien pensó que el edificio derribado por el terremoto en Concepción, debía quedar tal como lo había dejado el terremoto, resguardado con rejas para la seguridad obviamente , pero que permaneciera como una especie de monumento y recordatorio al trabajo hecho a la rápida sin pensar en la gente que habitaba ese lugar. Es la construcción hecha con los peores materiales para obtener la mayor ganancia en poco tiempo, similar a los ghettos verticales de Estación Central. Los permisos de edificación truchos generan construcciones truchas. Los materiales livianos generan viviendas que se las lleva el primer soplido del lobo.
Pero también hay gente como el alcalde de Valparaíso que no permite la construcción de centros comerciales que arruinarían la ciudad patrimonial y se echa encima a gente muy poderosa con hordas de abogados, o el alcalde de Recoleta, que también ha mantenido su comuna sin aceptar coimas para construir esos centros comerciales que disminuyen la presión del agua, generan espacios de sombra, hacinamiento y mala calidad de vida. Un amigo me contó, no quería se demoliera el Motel donde había conocido a su mujer. El tenía la sensación que algo de todo lo vivido ahí desaparecería con la destrucción de esa casona convertida en motel. Y ocurre lo mismo con los colegios en donde estudiamos, el lugar donde por primera vez festejamos un triunfo del equipo que nos gustaba o cuando nuestro padre llegó con un computador nuevo que en ese tiempo mirábamos como a un árbol de navidad. La casa no como un objeto sino el cómo la habitamos, cómo vivimos el día a día en un determinado rincón del mundo.
Para los integrantes del Comité Mártires de Curacaví (un componente de Reparación por violación a los DDHH en Dictadura), la casa es un albergue que protege al soñador, que nos permite soñar en paz. El lugar común del “hogar dulce hogar” es reforzado por el calor que nos hace percibir mejor la caída de la niebla, la escarcha y la lluvia. El interior, el exterior y la ventana (cualquier ventana) como un ojo entre ambos. Más allá, las calles que las rodean con nombres de cineastas chilenos y fotógrafos de los 80. La casa no es solo un objeto, es también un cuaderno nuevo, un disco duro que queremos llenar en orden, con los mejores documentos.
