La zona sur de Santiago, lo que rodea a Gran Avenida y más específicamente a Santa Rosa, es lo que con los amigos llamamos Interzona. Una propuesta para dejar de hablar de “población”, “pobla” y los lugares comunes a los que estos conceptos se asocian. Pura mierda cliché y encantada con lo marginal. Es por este circuito donde se ha desarrollado durante los últimos 10 años un despliegue intensivo del muralismo, tanto en los cordones industriales y otras superficies, nombres y firmas como AGOTOK, ZOEN, MORENO VILLA (de los favoritos), AISLAP Y ADEPS, se han encargado de escribir y pintar los muros externos y públicos, los que uno mira desde la micro, para estampar imágenes y colores en pro del desconcierto. El grafiti no tiene nada de nuevo bajo el sol, lo sabemos nosotros, los simples mortales que vivimos como espectadores de la ciudad. A lo que quiero llegar es que quiero escribir sobre mis amigos, sobre mis amigos creadores, generosos como el rocío marino reventando en las rocas de Punta de Lobos, sobre ellos quiero caer. Y uno de los que más descolla en los muros, en las micros, en galpones industriales, en publicidades de altura abandonadas y en su transmisión de cultura hacia los más chicos, es el compañero que firma como OFICIO.
Alguien ha leído la palabra OFICIO en alguna parte de la ciudad? Fíjense, aprendamos a leer nuestros viajes: la calle es un texto. Al OFICIO lo conocí en los rieles del Metrotren en San Bernardo, era de noche, casi madrugada, ese día una desilusión amorosa me empujó a caminar hasta que encontré los rieles y seguí y seguí caminando hacia el sur, hasta que pillé al OFICIO rayando un vagón de tren. Y al decir “rayando” estoy equivocado: el OFICIO escribía. Yo me quedé mirando a cierta distancia, era hermoso el trazado parsimonioso que ejecutaba. El OFICIO se dio cuenta que lo miraba sentado sobre el riel en la oscuridad, se me acercó, preguntó mi nombre, que qué andaba haciendo a esa hora en los rieles (la verdad es que no tengo pinta de clochard, soy un vulgar vecino sin disfraces) y que si me animaba a pintar con él. Le dije que yo no sabía pintar. Pff, tienes manos, respiras, te sostienes en tus piernas, cómo no vai a pintar conchetumare, me dijo, creo.
Yo le ofrecí de mi ron que bebió con alevosía y me uní. Esa noche el OFICIO pintaba la palabra UFO, que, como me explicó, son las siglas de UNIÓN, FUERZA Y OBJETIVO. No quise preguntar más y me uní con una brocha a rellenar esta palabra. Al terminar nos quedamos sobre las vías conversando y compartiendo el ron. Él se sacó unos kripi y yo me puse a llorar. Le dije que me gustaba escribir poemas, pero que a veces todo parecía tan inútil, tan sin sentido, tan lejano a lo que la Central Unitaria de Escritores de Talleres y Asociados quería imponer con su chupapiquismo clasemediero, que con cueva me alcanzaba para tener rabia. A parte, estaba el tema del amor, que sistemáticamente se han dedicado a destruir desde los flancos más aberrantes de la ideología santiaguina, que, de hecho, había transformado al poema en opinión, la opinión en autocensura y la autocensura en algo políticamente correcto. Le dije OFICIO, cualquier saco de papas es poeta en esta provincia, cualquiera es poeta en su privilegio universitario, míralos cómo se sobajean, te imaginas un carrete de gendarmería en donde se reciten rimas con el cuidado de no faltarle el respeto a los presos, a los delincuentes y a su guardia que constituye en esencia su trabajo? El OFICIO me dijo no, y me importa una pichula. A ti te gusta escribir?, me preguntó. Sipo, la escritura me salvó la vida, contesté. Entonces, qué andai preocupao de güeones? Esta es la Interzona, me dijo, y amaneció sobre los rieles y nos fuimos a un clandestino a comprar más ron, San Bernardo a esa hora parecía Curicó, parecía Talca, hasta en Chillán me sentí, el OFICIO me pasó una lata de spray y me dijo invéntate un nombre y anda escribiéndolo en cada muro que pillemos, qué se te ocurre?
Yo no lo pensé y le dije quiero llamarme BUDNIK, dale, así que meta ron y lata de spray fui escribiendo esta palabra, en lo que yo me demoraba en escribir mi nuevo nombre el OFICIO ya tenía tres de los suyos en diversas superficies. Yo estaba en lo borroso, pero en mi salsa, tanto, que me quedé dormido sobre una vereda con la lata de pintura entre mis manos manchadas. Allí ocurrió la epifanía: el OFICIO me despierta con una sopaipilla y un kapo, me dice BUDNIK te llevaré pa mi casa, estai echo pico, pa qué tomai tanto, vamos hermano, calmao OFICIO, calmao, qué calmao conchetumare, estai más doblao que carta de amor, no calmao, tú conoces la Casa Dominican?, le dije con mostaza en mis comisuras. La Casa Dominican, donde funciona el Frente ContraCine? La mesma. Sipo, la conozco, allí un amigo mostró su película que se llama “Señor Blanco”, dijo. Ah, de más. Vamos pallá. Esa es mi casa, le dije. Allí estará mi hermana, hay camas y hay comida y mi hermana es generosa y no le da color por ser mujer, ella cree en el amor, dije. Ya, te acompaño, dijo el OFICIO, pero con una condición: quiero hacer un taller en la Casa Dominican. Yo le dije voh dale y vomité. Yo no sabría cómo definir el tiempo de manera sutil, es pelúo, sería como definir el color del mar, es un algo instantáneo que necesita tanta conciencia del ahora que abruma, que te obliga a entrar en el personaje, a pensar las palabras y el movimiento ante los demás, pero aquí con el OFICIO fue todo lo contrario, salió de una y con alegría, con amistad, como dicen vulgarmente en los pasillos de la escuela de gendarmería. Es bacán cuando uno se hace amigo de alguien y que uno sepa y el otro también de la calidad del potenciamiento que se hacen en el roce y el trabajo, porque el OFICIO se balseó de una con el vacío de esta parte de la Interzona, tanto que pudo mover a la UNIÓN FUERZA INFANTIL UFI para intervenir los extensos muros de estas comisarías y colegios subvencionados, que vienen a ser lo mismo en la Interzona, intervención con un objetivo claro: que las niñas y niños puedan pintar y escribir sus más profundos deseos: manguerearse y comer sandía. Y el OFICIO y la Interzona estaban en la misma.
Y yo miraba de lejos, seguí escapando por los rieles del Metrotren, me iba a meter a los potreros pensando que todo lo que hacía estaba mal, me involucraba con asepsia en lo que me hacía bien, que era lo político, y de puro atrapado, de puro egoísta que uno puede llegar a ser, me tiraba de espaldas en lo inhabitado, más cocido que botón oro, más solo que Allende, y allí me fue a rescatar varias veces el OFICIO, me hacía sopitas, me ordenaba la cama, echaba de la casa a los que llegaban con copete y cocaína, y mientras yo pasaba mis temblores, mis sueños de niños sename viéndome dormir con sables en las manos, el OFICIO se enamoraba y pintaba como nunca, vieran ustedes al OFICIO enamorado trepar los postes de luz para sacar un volantín electrificado!! Vieran ustedes al OFICIO afiebrado de tanto dibujar el cómo nos tenía dibujando!!!
Con el OFICIO hablamos sobre la decadencia y caída de los padres: estamos pal pico compañero, ha sido el invierno más frío de la década, dónde estaban los hombres cuando nevó el 2017? Unidad de Cuidados Intensivos y púduls por los parques, el OFICIO me dijo: la pintura y la escritura para mí son el mismo acto. Mi palabra es OFICIO. Y la palabra es un instinto. Escribir con brocha, con rodillo, con extensores y ya no con tinta, con esmalte al agua, con los tarros y conchos que donan los sedentarios las tardes de domingo. Recargar plumones, escribir con ácido en las ventanas del transantiago, escribir los vagones del metro como ofensiva ante tanta invasión y violencia, toda publicidad debe ser intervenida, cada orden del color debe ser caotizado, espectacularizar ilegalmente los escritos sobre los respaldos de las micros de escolares enamorados, porque allí es donde habita lo rico y sabroso, y escritos con correctores, escripto y cualquier chamullo de estuche escolar que pueda dejar una inscripción, la tranquilidad de la palabra anónima en la calle, estática y explícita, como Óscar Lucero, nuestro maestro, amigo, compañero, OFICIO: hoy me acordé de ti y quisiera salir para mancharme la poca ropa que tengo con lo que escribo y pinto. vendisuone.
Muy. Bonita narracion pero puta k pinta feo si antes era grafflop uno buscaba con poquisimos recursos tratar de hacer algo lindo ahora son puras rayas y sin forma ni nada 🙁