Hoy es el 1er de Mayo y en todo este planeta se conmemora la lucha de los trabajadores por sus conquistas sociales. Igual, se debe decir, en muchas ocasiones es una batalla campal entre las policias y los trabajadores, o al menos, un forcejeo. Me tocó celebrar los 1eros de mayo en el Chile de la dictadura militar, apoyada por esos civiles codiciosos y fascistas y bueno, dimos pelea. Hace ya 30 años vivo en Alemania, un país donde estudié y ahora trabajo en la Deutschepost (Correo Alemán) y fui testigo de su cambio al ser 100% estatal al dia de hoy con muchas secciones externalizadas; pero siempre con sindicato.
Hace un tiempo, caminé por una playa de unos 14 km de largo y está en la isla de Sylt, en el norte de Alemania, en la frontera con Dinamarca. Todo empezó tres semanas antes, cuando la asistente social de mi sección de trabajo del Correo Alemán, me llamo por teléfono y pidió que en el mediano plazo fuera a su oficina. Antes de colgar me planteó un par de fechas, de las cuales yo acepte una de ellas.
Llegado el día de la cita, golpee a su puerta y me hizo pasar a su oficina. Después de saludarnos amablemente, sacó de las gavetas de su escritorio una acta y me dijo: “Señor Aldunate, según el archivo del personal, usted estuvo el año pasado más de 15 días hábiles enfermo, y esto nos causa una preocupación tremenda”. Por un momento me pareció estar en el mundo laboral chileno, y me dije a modo de chiste: la media pata en la raja, pa la calle, cesante . Pero volví rápido a la realidad y le dije que si, que efectivamente había estado enfermo por asma alérgica y que en la primavera del año pasado el polen, entre marzo y mayo, había sido bastante fuerte y que por esa razón estuve enfermo. Y me di varias vueltas en esas explicaciones.
Me miró fijo; como sabiéndo todo, pues tenía mi acta en sus manos y me dijo: “Mire, hemos resuelto mandarlo a una rehabilitación, por espacio de tres semanas al mar del norte, para que esta vez no lo afecte tanto el polen y aprenda a combatir el asma en esas fechas”. No se cómo, apareció mi fantasía acostumbrada, y me dije: – pa Arica, al valle de Elqui por tres semanas, a recuperarme por completo. Genial; pero bueno, son las cosas de todo chileno aunque lleve 30 o más años fuera.
Después de la cita, igual quedé medio impresionado y me dije: -mandarme a una rehabilitación para que evite estar enfermo en el tiempo del polen en Frankfurt y aprenda a combatirlo -. Se puede combatir eso?. Ni idea, pero me pareció interesante y de cierta lógica: al no estar en contacto directo con el polen, mi sistema inmunológico se fortalecerá y no tendré problemas esta primavera. Así que; bueno veamos, todo tiene que ser todavía aprobado por el Seguro de Jubilación Alemán, la entidad Estatal que regula la jubilación de todos los alemanes.
Pasaron dos semanas y me llegó la respuesta a casa. La rehabilitación había sido aprobada, obviamente, después de haberle echado una mirada a mis actas del médico de la casa y del trabajo. Volví a mi fantasía nuevamente, que siempre me lleva a pensar en mi país de origen, y recordé el relato de un amigo de la juventud, que había pasado por una situación, casi no la cuenta. Mi compadre por poco se fue cortado por una septicemia a causa de una irresponsabilidad médica, pues le diagnosticaron mal el problema que tenía, le recetaron unos calmantes y lo mandaron para la casa. Más tarde, de no ser por la lucidez de su mujer, de llevarlo a una clínica privada, en los momentos que mi compadre parecía sopaipilla; por lo amarillo de su piel, el hombre se habría ido cortado. Fiambre no más. Velorio y entiero a la vez y listo.
En la carta de respuesta, se me comunicaba que me mandaban; por espacio de tres semanas, con la posibilidad de una semana más de alargue, a la isla de Sylt en el mar del Norte de Alemania, a una clínica, que tiene cerca de 150 establecimientos a lo largo y ancho de Alemania.
La fecha que me proponían, calzaba justo con el tiempo, donde tenemos el mayor tráfico de cartas y paquetes en el correo del aeropuerto de Frankfurt, que es el mes de diciembre por la navidad, así que tuve que correr la fecha. Después de recibir; a través de una carta, la confirmación del cambio de fecha, me mandaron unos cuantos formularios a llenar para mi estadía en la Clínica. Uno de estos formularios era para solicitar la devolución de los costos de transporte, ya fuese tren, auto, etc.
Estuve tres semanas en la clínica, con un programa de 8 actividades por día, que iban desde, clases de anatomía del cuerpo, en este caso específicamente de cómo funcionan los pulmones, que tipos de asma hay, como se puede combatir el asma con o sin medicamentos; trabajo deportivo diario con natación, juegos en la playa, trabajo con máquinas en Gimnasio; información laboral, con respecto a las facilidades que tienen las personas con enfermedades críticas, derechos del trabajador etc. Tenía tres comidas diarias, desayuno, almuerzo y onces, nada de cena, muy pocos alemanes comen en entradas horas de la noche.
Compartí, por tres semanas en una mesa para ocho personas, con trabajadores de distintos rubros, que iban desde obreros, ingenieros, parvularias, oficinistas, banqueros, etc. Al final, me voy a casa contento, sano, con ganas de trabajar y sin haber pagado ni un puto peso de más, fuera de lo que pago mensualmente en mis cotizaciones para la jubilación.
Hace algunos días, le comentaba esto a un amigo chileno, y éste me contestaba: “claro poh compadrito, suena perfecta la cosa, pero nosotros no somos Alemania poh”. Le dije, sabes que, los chinos hace 57 años más o menos, eran un país feudal, y mira donde están ahora. Nosotros, llevamos cuarenta años de democracia amañada y se nos muere la gente en la calle y lo que yo les relato acá, parece un invento de la Sociedad de Bienestar y una manera poco amigable de sacar pica,pero no; simplemente se trata de entender, el trabajador tiene derechos y paga de su bolsillo mucho más que la futura mensualidad de su renta.
Por cierto: que vivan los trabajadores en la conmemoración de su día.
