
En esta columna, la diputada y abogada de derechos humanos, Mercedes Bulnes, reflexiona las intenciones políticas detrás de la campaña del Rechazo, en su focalización mentiras y falsedades. «Es justo lo pedido y es tan poco», concluye parafraseando la Cantata de Santa María de Iquique.
Impresiona la desesperación de la derecha al no tener argumentos válidos para rechazar el proyecto de nueva Constitución. No dudan en dedicar su campaña a propagar falsedades o directamente mentiras.
Cabe preguntarse ¿Cuándo se miente? Cuando la verdad no conviene. Cuando no puedes lograr tu objetivo con la verdad, Cuando debes disfrazar tus intenciones y aparecer distinto de lo que eres, Cuando quieres cuidar tus privilegios o mantener todo como está. El mentiroso es capaz de todo. El demonio, nos dice el Evangelio, es el príncipe de la mentira. Dirán por ejemplo, “no denuncié a mi agresor por amor”, en un spot de la franja en que un supuesto trabajador sexual, dice que habría tomado esa decisión para no “perjudicar” a la familia de su atacante. Con eso insinúa que la impunidad de los delincuentes es una buena obra, aunque, por otra parte, denostan la delincuencia.
Calificarán como “una estupidez” la paridad de género, ninguneando años de lucha de las mujeres por el respeto que merecen
¿Qué es lo que temen? No una derrota política o moral. Temen la pérdida de sus privilegios económicos y sociales. Buscan confundir a la gente. Buscan sembrar el temor a los cambios, disfrazándolo de todas las formas posibles. Mienten y engañan: que si la vivienda no será propia… que si no podrá haber colegios privados …, que si las listas de espera de la salud pública irán de mal en peor… que podrá abortarse hasta antes del parto …. que los pueblos originarios tendrán mayores derechos que los demás chilenos …. que la justicia no será igual para todos …. Todas cuestiones que chocan con el texto de la Constitución o que ésta entrega a la ley o a las políticas públicas.
Olvidan, de manera interesada, que la codicia ha provocado desigualdad, pobreza y no satisfacción de las necesidades de la mayoría. Los domina el egoísmo y el temor de ser tratados como iguales. Se sienten superiores…, los que saben … los que entienden ….,los inteligentes …. Temen ser tratados o vistos como iguales a aquellos a los que secretamente desprecian, pero que no dudan en utilizar. Les aterra compartir la misma aula de educación, la misma sala de espera para salud, o la misma jubilación tranquila.
“Es justo lo pedido, y es tan poco”. Aunque parezca poco, el Apruebo es el gran cambio que los chilenos esperamos por décadas, para vernos como iguales en derechos y deberes. Una simple línea puede cambiar el destino de la historia. Tenemos una nueva oportunidad, sin armas, sin violencia.
Yo apruebo por el prójimo y por los míos.
Fuente: Interferencia