
Mauco-Caren es un lugar cercano a Curacaví. Es posible llegar allí por la huella que lleva a “La Mina del Agua” y la sensación es similar a la que tuvo Alicia en el relato de Lewis Carrol. También en Mauco-Caren se celebra el “día del no cumpleaños”, pero no hay una reina tirana, sino que un muchacho de nombre Jean Paul Barrows, un personaje nada de atípico. Pertenece a su clase. No es exuberante y tiene una manera de salirse con la suya que aprendió de su padre; el inefable Willy Barrows.
El pueblo originario de los Barrows, en realidad apenas era una localidad, pero Jean Paul se las ingenió para fijar una fecha de inicio; aquella que otorga al principio el rango de origen; lo que guarda una directa relación con la propiedad privada: el origen y el principio del despojo, que fue, por cierto, cuando una tropa de conquistadores llegaron a estas tierras e hicieron que sus asuntos, fueran los asuntos de todos y que las personas originarias, pasaran a ser un número en la contabilidad de la hacienda. Ahora esta localidad de Mauco-Caren sería una de las primeras fundaciones del Reyno de Chile. No está mal, aunque tenga poca relación con los hechos históricos..
Jean Paul maneja el destino de su pueblo y tiene a varios incondicionales: secretarios, contadores, aduladores, cuentacuentos cotidianos y un par de representantes de la ciudadanía. Todo cuadra, incluso lo que no cuadra. Entre esas cosas descuadradas está el manejo de los residuos. Los habitantes de Mauco-Caren cada vez más se encuentran en una frontera común: un tremendo basural que crece, entre otras cosas explicables, debido a que las personas lo permiten y a que Jean Paul es un “quedao” en este aspecto. No toma la iniciativa ni logra “hacer click” cuando la iniciativa se la dan en bandeja. Más bien no le da pelota, se encoge de hombros y se emputece cuando le recuerdan el realmente existente estado en que se encuentra el patio trasero de la propiedad municipal.
Donde ahora hay moscas y escombros, antes hubo un buen intento por tener casas coloniales, de muestrario. Una especie de museo rural que Willy Barrows trató de sacar adelante pero que se chingó; llegó hasta ahí no más. Hoy en día queda aun una única casa, en rigor, apenas sus paredes. No es posible hacer poesía en ese lugar. Tal vez es una apreciación muy propia y deba invitar a los poetas de Chile para que escriban sobre: los residuos sólidos, las ramas amontonadas que tapan otros residuos, ciertas bolsas de material orgánico diseminadas, cosas así. Jean Paul de seguro que se alegrará, después de todo, es el resultado de su obra: dejar que las situaciones sean. Aunque, capaz que allí pueda florecer un naranjo, quien sabe.