Escuchamos seguido sobre la importancia de la participación. Este Gobierno tiene un afán ciudadano al propiciarla. No es ideológico, al menos en el sentido manipulador que pueda tener el término. Se trata de rehacer un vínculo y construir la democracia participativa. Suena bien. Otras intenciones también han sonado bien, sin embargo ninguna ha contado con la determinación presidencial necesaria.
Esto se palpa en la DOS (División de Organizaciones Sociales), dependiente del Ministerio Secretaría General de Gobierno, que tiene como objetivo capacitar a aproximadamente 16.000 líderes locales bajo el concepto de “participar es transformar”. Si estamos hasta el cuello con el hedor de la política, la participación es la acción correcta.
Este sábado 07 de noviembre entre las 10:00 y las 14:00 hrs se llevará a cabo la “Escuela de Formación para Dirigentes y Líderes Sociales”, en la sede social de la Junta de Vecinos San Pedro, ubicada en calle Diego Prado 1371, propiciado por la DOS y la Gobernación de Melipilla.
Es un incentivo desde la institucionalidad para romper el círculo vicioso: no participo porque no tengo incidencia. Pero es solo eso: un incentivo; todo lo demás depende de las personas.
Vale la pena preguntarse: quién tiene ganas de participar?; después de un día de trabajo, con probabilidad fuera de Curacaví?; o si estás en casa y funcionas según las labores domésticas, el cuidado de los hijos e hijas –según sea el caso?, o de adultos mayores?; o cursas la educación superior?; o no le ves la trascendencia o te la “paja?”. Esto ultimo es lo que más he escuchado.
Nos enseñaron a no participar. Hay una historia y una lógica para ello y el resultado al día de hoy es: “las cosas como son”; en un diálogo de sordos. El caso más visible trata sobre personas cabreadas que putean a quienes hemos entregado el mandato, en la “democracia representativa”, o ese estribillo que aparece en varias partes: yo tengo que trabajar igual no más….
Pero hay excepciones y experiencias contrarias. Por ejemplo, el derecho a voto de la mujer, aprobado apenas en 1949; o la participación de los obreros del carbón en Lota y uno de sus orgullos: el Teatro del Sindicato Nr. 6. Acá en Curacaví también la sucedido, poco, pero ha sido así. Pensemos cuando fue y dónde. Yo diría qe los profesores cuando han cortado la carretera; María Recabarren cuando participó junto a otros en la erradicación de campamentos; la incipiente articulación de vecinos sobre el tratamiento de residuos sólidos y la basura que nos rodea, etc.
Un caso que a mi me emociona, y causa orgullo es lo que sucedió con el movimiento estudiantil. Yo tenía 20 años para el movimiento de los secundarios “pingüinos” en el 2006. 5 años después irrumpen los estudiantes de la educación superior en el 2011. Ahora nos encontramos discutiendo a partir de un piso: la educación como un derecho garantizado y no como un bien de mercado.
Entonces, participamos?. Claro, porque hay que cambiar “las cosas”; este círculo vicioso donde no existe incentivo a la participación y la que ha habido es un mal chiste. Nos han pasado gato por liebre de todas las maneras posibles, en un continuo discurso dominante. Nos convocan a unas charlas informativas, que luego catalogan como participativas. Otros ejemplos sobran.
Participemos para acumular experiencia sobre cómo incidir; en los lugares que ocupamos, desde nuestras familias al espacio público; desde los trabajos a las escuelas; en nuestras comunas; desde nosotros mismos a nuestras familias o en la manera cómo se construye una ciudad.
Participar para incidir. Esa es la cuestión. El cuándo es ahora.
escucho mucho que «la economía necesita un incentivo»… me parece bien que se incentive la participación y me gusta eso de «el cuándo es ahora»..
yo desconfía de todo lo que viene de arriba… estamos muy cabreados!!.. pero las cosas se cambian así: participando… suerte y no se dejen manipular…