Desde Challaco y rumbo a Challaco

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Toño Ramirez Gamboa es un oriundo de Challaco: la Olla de Agua, si bien una lectura literal, nos dice que las ollas no son de agua, pero es un concepto de la lengua originaria de estas tierras y tal vez, allí la forma determina al fondo. Por parte de los Gamboa, rama materna, hubo un traspaso de la costumbre familiar respecto de la música y el canto. La veta artística viene de sangre.

Ramirez empezó desde muy pequeñín en el canto. Nadie cuenta sus tardes de infancia bajo el parrón, entre los suyos, y sus melodías de cabro chico. A la fecha, ha logrado mantener ambas y lo segundo, no es menor. Su escuela, la San José Obrero lo galardonó en presentaciones y festivales. Fue parte de grupos musicales y en la actualidad se presenta en ambiente acústico (desenchufado según la gringada de moda) en la Vitrina de Josefa. También ha escrito. Tiene sus propias letras y las atesora muy en privado según su tincada. A veces las vuelve a recrear y cambia esto o aquello en un ejercicio de composición sin apuro alguno.

Una manera de explicar que tiene Toño en su relación con la música y el canto, es la posibilidad de liberarse. Salir desde donde la perspectiva de las cosas encierra la particularidad subjetiva para situarse un poco más allá, sin perder el origen, o perdiéndolo, da igual. Poder ser libre sin preguntarse para qué.

Para la versión de este Festival de la Canción, Toño escogió el tema El Triste, una balada donde el sujeto plantea un poco lo de siempre, pero marca un sendero hacia delante con la distancia del puerto emotivo ya lejano, pero vivo. Pelea el primer lugar y sabremos aquello el sábado a última hora.

La interpretación de El Triste en el tono armónico de Ramirez Gamboa nos hace sentir un día herido, tal vez en la confusión de un miedo disipado, sin entorpecer este deber alegre de saludarnos ante nosotros mismos, en una lección de ida y regreso del aprendizaje, como una casualidad vertida hacia el letargo austral, ente el cual, sin saber cómo (la misma cara y actitud ante la libertad) se renace otra vez.

Nada más entonar el tema (aunque yo apostaría, un poco antes incluso), Toño sale a saludar el espectro amplio del día para sentirse íntegro, sin saber por qué (esta es una característica cotidiana a todos nosotros en cualquier fragmento del tiempo) y algunos cerros del Valle, se hacen familiar.

Escuchen atentos la interpretación pues, no será acaso el regreso a la niñez camino a Challaco y no lo hemos percibido?. Sucede continuo o tan a menudo como siempre donde herido el día (y nosotros eternamente frágiles) a causa de la cobardía propia, somos incapaces de brotar todas las veces en la soledad y desperdiciamos el favor del viento (así entiendo el énfasis en esta interpretación) para asistir premeditadamente al funeral que prepara el suicida.

Hoy incluso, el día está así, antes del veredicto del jurado, en esta calma aparente del ajetreo emotivo y corpóreo. Lo sabemos. Y los pasos de todos, se conmueven rumbo a Challaco.

Leonel Gatica Cardemil
Leonel Gatica Cardemil
Leonel Gatica Cardemil tiene su enseñanza secundaria completa, la situación militar al dia y la papeleta de impuestos pagada, pero no todos los impuestos y sin muchas ganas. Ha publicado un solo libro: Palabras destiladas ante el silencio de tus ojos en Frankfurt/M y Milan. Participó en los talleres literarios de Carlos Ernesto Garcia en Barcelona; con el Prof Italo Santoro de la Universitaet JW Goethe y en creación y apreciación estética con Germán Carrasco Vielma en Stgo de Chile.

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