¿CRECER O DESARROLLARSE?

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El crecimiento generalmente es aceptado como sinónimo de desarrollo, sin embargo, son dos conceptos y aspectos totalmente diferenciadores.

Analicemos cualitativa y cuantitativamente estos dos enfoques que son perfectamente aplicables a nuestra realidad comunal. En una sociedad como la nuestra donde priman principalmente aspectos económicos – que en su justa medida no es nociva, – siempre y cuando no se transforme en maniobras economicistas y cortoplacista del bienestar egoísta y puramente personal, un fuerte desarrollo y crecimiento desmedido y desordenado, sobre todo en comunidades como la nuestra, la sensibilidad de los ritmos impuestos, sus impactos son más influyentes, ya que no pueden o no se tiene la capacidad de sostener por mucho tiempo las exigencias y necesidades requeridas.

El desarrollo como tal, enfocado en lo puramente económico, aborda cambios macro, donde generalmente son ejes potentes que emanan desde el gobierno central, ya que ello implica políticas y cambios de envergadura para el país y/o las regiones.

Haciendo una comparación entre ambos, el crecimiento es de menor importancia dependiendo con que cristal se mire – ello recae directamente de la gestión de las autoridades locales. Es la autoridad máxima comunal, el alcalde, quien es principal gestor de las políticas de largo aliento, con una visión más amplia no tan solo de los requerimientos inmediatos sino para que el enfoque de crecimiento se transforme en un desarrollo sustentable en la comuna, en el concepto más amplio que se pueda argumentar.

Una mirada atendible de crecimiento comunal es la de potenciar aquellos recursos que nos están identificando hasta el momento; y cuidando de que no se pierdan. Son así los dulces, la chicha, la cerveza entre otros y se pueden reflotar muchos más.

Al desarrollar solamente estos tres aspectos, nos permitiría acrecentar un alicaído turismo, lo que trae como consecuencia cuidar zonas y sectores abandonados de intereses históricos no tan solo urbanos, sino que, de entornos naturales, que da como resultado un cuidado del medio ambiente.

Se requiere en la comuna una mayor diversificación de empresas y frente a estos desafíos tener la atención de capacitar a los trabajadores para llevarlos a un mejor nivel de aprendizaje y de especialización, de tal modo de generar localmente focos de emprendimiento; y desarrollar oportunidades tanto para mujeres y hombres significando un beneficio directo hacia la comunidad y sus habitantes.

Es en la medida que el ser humano va creciendo, éste se crea un bagaje de conocimiento habilidades, e inteligencia, de tal modo que se conjugan en él los verbos crecer y desarrollar. Crecer económicamente no significa desarrollo. En un individuo pudientemente hablando, estaríamos viendo su crecimiento, aumentando su patrimonio, pero no hay desarrollo, una persona es capaz de desarrollarse a pesar de contar con recursos restringidos y escasos. Dada esta introducción, el día 22 del presente en una reunión ampliada en la Junta de Vecinos del sector de Lo Águila, en la que asistieron autoridades desde los Ministerios de Bienes Nacionales, de Obras Públicas, autoridades municipales, entre otros; invitados por la señora Paula Zúñiga Consejera Regional (CORE), se plantearon por parte de los vecinos diversos temas siendo los más importantes el crecimiento inarticulado, desvencijado de la comuna de Curacaví, como consecuencia de un inexistente Plan Regulador Comunal que desde hace varios años duerme en los recodos municipales, sin que hasta la fecha se vislumbre una solución adecuada al problema.

Esto nos trae como consecuencia un sin número de problemas que a la brevedad es recomendable resolver, tales como la subdivisión exacerbada de terrenos donde se levantan con o sin derecho viviendas que requieren los servicios básicos de subsistencia, agua, luz, alcantarillado, pavimentación entre otros aspectos.

Hay problemas de sanidad en cuanto a la recolección de la basura por lo demás problema generalizado y compartido por los habitantes del sector al ser incapaces de reciclar parte de sus desechos, de botar escombros en los contenedores y muchas otras irregularidades. Con el “hacinamiento” territorial del sector, se han hecho fosas y pozos absorbentes sin respetar las distancias reglamentarias para evitar la contaminación, donde si hay recurso hídrico, hay norias pero… que están contaminadas con partículas fecales.

Desafortunadamente las autoridades municipales tienen las manos atadas al respecto, ya que no poseen la facultad de fiscalizar sobre este problema. Los propietarios que subdividen y venden lo hacen sobre los derechos de esos terrenos. Propongo mano dura en aquellos corredores de propiedades inescrupulosos que permiten este resquicio sin importar las consecuencias. Tarea para la Dirección de Obras Municipales, conjuntamente con los vecinos de precaver su responsabilidad en esto, y advertir la situación a que están expuestos los nuevos dueños.

El otro polo de desarrollo, definido como extensión urbana es el caso del Valle de Cuyuncaví, donde hay amplios sectores inexistente de agua, en este caso el apoyo municipal es fundamental, en todo caso es menos traumático que tener agua contaminada con fecas. Planteado el sensible tema del agua para este sector donde hace ocho años se lleva trabajando el tema, finalmente el pronunciamiento de Aguas Andinas, dice no tener la capacidad de colocar agua en este sector ya que la red existente no tiene la capacidad de entrega, ni de recolectar las aguas servidas. Hay que cambiar toda la red existente de la comuna, de tal modo que estamos hablando de un monto de cuatro mil quinientos millones de pesos, que tiene que dispensar el gobierno central. Una gran tarea para las autoridades municipales.

Quisiera entonces volver al título de éste artículo con unas inquietudes ¿Es viable crecer y desarrollarse en forma armónica, leal, y fraternal entre todos los habitantes de la comuna? ¿Es posible junto a nuestras familias y a los herederos de ellas dejar un medio ambiente digno de ser imitado? ¿Es factible hacer de este hermoso espacio comunal un entorno más digno, más solidario, al compartir equitativamente los recursos y hacer de ellos elementos sustentables?

Estoy completamente seguro que la respuesta a dichas interrogantes es si y no me cabe la menor duda. Sin embargo, es tarea de todos, especialmente como lo planteara en esa reunión el concejal Cristián Galdames, al decir: “en Curacaví los árboles no han dejado ver el bosque. Se requiere una visión de futuro que identifique las problemáticas no solo coyunturales, sino proyectadas en el tiempo y se actúe en consecuencia, trabajando con todos y para todos”.

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