Amanecida en cerro 7 Hermanas (Laguna Santa Rosa, Salar de Maricunga)

Fecha:

Una vez consumida la hoguera, al momento de captar la amanecida, la certeza del sueño aparece de una manera más extraña que dinámica: el mar se eleva, el cielo tiene el polvo propio del suelo, el suelo con casi todos los cerros, sigue en su particularidad cósmica, pero en todos los demás universos paralelos, no sucede lo que acontece en este y ahora.

Amanecí viejo y solo. Mis bulldogs, todos muertos, reposan bajo: un acacio, un quillay, dos espinos y un almendro. Mis vecinos, los Gómez, ya no son muchos sino demasiados y han logrado, con trabajo, esfuerzo y ahorro, construir un interesante block único de vivienda de 4 metros de ancho por 35 de largo. Parece, yo les ofrecí dejaran sus colectivos de la ruta verde, en mi patio. No se cómo sucedió eso. Al frente, en el Memorial de DDHH, aun estaba Camilo Muñoz, don Camilo. Se tomaba un descanso un par de veces a la semana y se ponía a regar el jardín y unos maceteros construidos en honor a los fusilados. Camilo todavía recuerda la escena detrás de las rejas cuando llegaba un camión con pacos, civiles detenidos y al alcalde de la época, Guillermo Barros Echeñique.

Ahora en Curacaví hay 3 ejes: la vieja Avenida O´Higgins, de doble vía, Avenida Circunvalación, de poniente a oriente y Calle El Cerro, rebautizada como María Recabarren Rojas, de oriente a poniente. Además, se cuenta con la Biblioteca Pública Rosamel del Valle, un espacio de cultura y recreación de poco más de 1500 mts2 en 3 niveles, más una sala de ensayo y pequeño teatro. No hay reclamos en la recolección de basura.  Se hace diferenciada y por el mismo importe municipal. Tenemos más o menos, similar número de iglesias protestantes y los mormones, alicaídos por la pésima gestión de una concejala de sus filas, pareciera, hacen como si nada y se los aprecia en lo de siempre. Raro caso. El Pato Cochiná, muerto por olvido y afección pulmonar, está convertido en “santito” y la animita colocada en la entrada de su casa, hecha ahora una plaza pública, se ve sobrepasada de peticiones, mandas y encargos. Dicen, a veces ven al Pato Cochiná con la María Recabarren y Guillermo Barros en una discusión amena, donde cada uno se escucha a si mismo. Yo los vi en mi sueño y afirmo, no discutían; es que, una vez llegado al lugar dominado por Hades, hay un montón de servicios pagados con sistema de crédito para que unos y otros pudieran hacer viajes en paquetes turísticos entre Los Campos Eliseos y el Tártaro. Allí estaba también José Piñera Echeñique, el pariente del entonces alcalde de Curacaví Juan Pablo Barros Basso. En fin. Ya sabemos que las elites se las ingenian para tener siempre, un lugar asegurado en las dos primeras filas, pero es mejor si es solo en la primera. A la María Recabarren le emputeció aquello todas las veces y ahora se sienta con el Pato Cochiná en primera fila y al centro.

Yo, una vez despierto, diría: siento una cercanía profunda en unos escritos de Rosamel del Valle y desperté con la sensación que Huidobro, De Rokha y Neruda se la pasaban en fiestas, llenos de risa por toda la joda provocada. Un delirio de la palabra que habitual, pasa por los territorios rurales y se hace visible en los abuelos y las abuelas, al interior de la tierra cruzada.

Todo esto lo viví también en la Laguna Santa Rosa, poco antes de perder mi iPhone 4S, por las mañanas, luego de leer cualquiera de los escrito de Consuelo. Me los pasó por si no tenía nada mejor que hacer y yo los leí siempre que tuve algo mejor que hacer. Volví a sentir un pasaje escrito por Consuelo, pero más vívido, con colores y sonidos recién, tras recibir de vuelta el iPhone 4S perdido. Fue toda una sorpresa y un agrado. Ahora debo encontrar quien carajos hace los mejores chocolates en Curacaví para devolver la atención a Jorge Nordenflyncht, que incluso pago el envío del iPhone desde Copiapó a Curacaví.

El iPhone tenía un ligero sabor a sal. Claro, lo había extraviado en un ascenso rápido al 7 Hermanas, de casi 5.000 de altitud, y en el descenso, me cansé. Luego tome una serie de decisiones pésimas. Cuando llegué a nuestro campamento base, me doy cuenta de la pérdida y decido ir a por él. Mi ex vecino y eterno pupilo Victor Aldunate y Marino, se quedan exhaustos abajo y a mi me acompaña “chico Pato”. Casi hicimos el cerro de nuevo. Regresamos tarde, yo más cansado que todos y con tristeza. Esa noche, apenas pude acostarme. Recuerdo, lloré un poco. Y eso fue todo.

Todo era tan improbable porque en el descenso que hice aquella vez del 7 Hermanas, me salí del sendero para acortar el camino. Me pasaron todo tipo de peripecias, que por respeto a mi mismo, no contaré. Solo mencionar que escogí un lugar con piedras grandes para descansar un rato, tendido al sol. En agosto de este año, 8 meses después de mi estadía e invierno de por medio, Oliver Martín sube el cerro 7 Hermanas. Aquel día, me escribe Oliver “la laguna estaba congelada y el clima fue soleado con poco viento. Subimos el 7 hermanas y cuando bajé, en el ultimo tramo, busco un lugar donde descansar. Me senté donde había piedras grandes y planas. Ahí fue que vi un celular. Me imagine, la persona que lo perdió venia igual de cansado y que por eso paro ahí. Supuse, después del invierno estaría malo, pero fue una sorpresa que encendiera al cargar la batería. Mi cuñado Jorge me dijo, hay que devolverlo a su dueño y de paso, le damos una gran alegría a un pobre diablo”.

Cada vez que amanece y yo soy testigo de eso, pasa que no se si aun es sueño o ya es realidad. El espacio de intersección es delgado y dura tanto como la amanecida misma. No se, tal vez son solo pendejadas.

Antes de hacer la primera llamada en mi viejo iPhone 4S reencontrado, le tome el sabor. Poseo una manía natural por pasar la lengua sobre superficies. Recordé de golpe unas líneas de Carlos Cociña: “más allá de la altura en que la condensación adquiere similitud al vacío, la sal pierde su sabor y quien sala la sal está entre los diez mil cien metros y ochocientos cincuenta kilómetros”. Eso, en el Salar de Maricunga es entero de cierto y terrible de cotidiano. Además, sucede en cualquier lugar, solo es cosa de saber estar de frente ante la amanecida.

Artículo anterior
Artículo siguiente
Leonel Gatica Cardemil
Leonel Gatica Cardemil
Leonel Gatica Cardemil tiene su enseñanza secundaria completa, la situación militar al dia y la papeleta de impuestos pagada, pero no todos los impuestos y sin muchas ganas. Ha publicado un solo libro: Palabras destiladas ante el silencio de tus ojos en Frankfurt/M y Milan. Participó en los talleres literarios de Carlos Ernesto Garcia en Barcelona; con el Prof Italo Santoro de la Universitaet JW Goethe y en creación y apreciación estética con Germán Carrasco Vielma en Stgo de Chile.

2 COMENTARIOS

  1. buen relato, y felicitaciones por el ascenso y la recuperación del celular, pero por sobre todo un muy buen relato. Me acordé de mis intentos de ascenso al Nevado Tres Cruces, los cerros del frente. Son los que salen en la foto, cierto?… saludos

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Comparta:

Subscribe

spot_imgspot_imgspot_imgspot_img
spot_imgspot_imgspot_imgspot_img
spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

Popular

More like this
Related